Como hemos visto,
el Dios bajo el nombre de Absoluto, que al comienzo pudo habernos parecido tan
lejano, a la luz del evangelio, se torna completamente comprensible a nuestra
mente finita, porque somos capaces de traspasar las palabras y los conceptos y
quedarnos con nuestras propias vivencias espirituales, nacidas en gran parte del
empeño que ponemos en comprender a nuestros hermanos, que si podemos ver.” No
podemos buscar a Dios por medio del conocimiento, pero podemos conocerle en
nuestro corazón por medio de la experiencia personal.”
1451
El ser humano está rodeado de cosas que no puede
comprender, pero es esa porción
de Dios que mora en nosotros la que nos impulsa a ir más allá de lo que realmente somos y hacer de lo
ordinario y cotidiano algo extraordinario, porque gracias a que “la mente ha
sido otorgada a los mortales para
que ellos puedan volverse auto conscientes de la identidad y de la personalidad,
ellos son capaces de lograr una auto identificación eterna con la realidad
universal total e indestructible, como es la fusión con el Ajustador de
Pensamiento residente.” 1276
Amar a Dios, no es cultivar un
sentimiento ni dejarnos llevar por una emoción esporádica, es un trabajo interno de tiempo completo, para limpiar
nuestra mente y nuestra alma para que su templo esté limpio. Amar a Dios es la
adhesión de nuestra mente y de nuestra inteligencia para descubrir la Verdad
donde quiera que ella se encuentre. Es la entrega de nuestra voluntad para hacer
la Voluntad de Dios. Es encontrarlo en el contacto directo con nuestros hermanos
y demostrar con nuestras obras que somos sus hijos.
Amar a Dios es encontrarlo
en la Verdad, la Belleza y la Bondad de nuestro
planeta, de nuestro entorno y especialmente en nosotros mismos, porque “ la
autoconciencia intelectual puede descubrir la belleza de la verdad y su calidad
espiritual, no sólo en la consistencia filosófica de sus conceptos, sino en
forma más certera por la respuesta infalible del Espíritu de la Verdad siempre
presente. La felicidad resulta del
reconocimiento de la verdad, porque se puede vivir en la propia experiencia”
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Amar a Dios es encontrarlo donde nunca antes
lo habíamos encontrado, en medio de nuestras tareas cotidianas y hacer de ellas
algo especial, porque "la experiencia de una vida religiosa dinámica transforma
al individuo mediocre en una personalidad de poder idealista. La religión sirve
al progreso de todos porque fomenta el progreso de cada individuo, y el progreso
de cada uno es aumentado por el logro de todos."1094
yolanda silva
solano