"El ideal de igualdad es fruto de la civilización;
no se encuentra en la naturaleza. Incluso la cultura misma demuestra de forma
contundente la desigualdad inherente a los hombres a través sus muy desiguales
capacidades culturales. La realización repentina y no evolucionaria de la
supuesta igualdad natural, volvería a precipitar al hombre civilizado a las
toscas usanzas de las edades primitivas. La sociedad no puede ofrecer los mismos
derechos a todos, pero sí puede comprometerse a administrar los variados
derechos de cada quien con justicia y equidad. Le corresponde e incumbe a la
sociedad proporcionar al hijo de la naturaleza una oportunidad justa y pacífica
de perseguir la autoconservación, de participar en la autoperpetuación, y al
mismo tiempo, de gozar de cierto grado de autogratificación; la suma de los tres
constituye la felicidad humana."794
Por tanto es bueno no dejarnos engañar por esa igualdad que
muchos pregonan con fuerza, pero que no practican, porque en sus vidas no hay ni
justicia ni equidad hacia los que tienen menos o son diferentes. Basta comparar
los salarios mínimos de los trabjadores y los sueldos y reajustes de los
parlamentarios que hablan de igualdad y de fin al lucro en la educación, pero
son incapaces de ver el lucro que hacen con sus cargos que deberían ser en favor
y no a costa de la sociedad que en este momento los tiene que mantener con toda
clase de regalías, como es un reajuste a sus sueldos que es el mismo monto de
lo que gana un profesor mensualmente.
Los extremos siempre serán malos para la sociedad, "hasta la
virtud, si se la lleva a extremos puede convertirse en vicio."1673 Por eso, más
que quedarnos en sitaciones puntuales y en la crítica, debemos trabajar
espiritualmente en nosotros mismos, para poder ayudar con nuestro ejemplo a los
que aún no logran comprender que los cambios son necesarios e indispensables,
pero que ellos no pueden provenir ni de leyes que no se cumplen, ni de palabras
que se lleva el viento, sino del convencimiento de nuestra mente y de nuestro
corazón.
Ningún cambio puede ser perdurable y beneficioso si no es
motivado por nuestra consecuencia en el actuar, motivados por la convicción de
que todos somos hermanos y como tales "Si conocemos a Dios, nuestra tarea
verdadera en la tierra es vivir de modo tal, que el Padre pueda revelarse en
nuestra vida, y así todas las personas que buscan a Dios verán al Padre y
pedirán nuestra ayuda para averiguar más acerca del Dios que de ese modo
encuentra expresión en nuestra vida."1466
yolanda silva solano