A medida que el
hombre se acerca interiormente hacia Dios, se acerca también hacia afuera y
hacia el espacio, buscando la comprensión del mundo material
Libro de Urantia. Pág.1138
Qué
lejos están estos conceptos de los que ha tenido la iglesia, quien a través de
la historia siempre ha ido un paso atrás, en cuanto a la ciencia y a lo que a
descubrimientos se refiere. Es como si temiera que los nuevos inventos
destruyeran sus mitos y sus dogmas, olvidando que no hay nada nuevo bajo el sol,
porque todo lo que el hombre parece inventar, primero ha estado en la mente del
Creador, esperando el momento oportuno para que el ser humano sea capaz de
ultilizarlos, porque "la curiosidad y el espíritu investigación, el instinto de
los descubrimientos y el impulso de la exploración, son parte de la dote divina
e innata de las criaturas volitivas del espacio. “160 que se van desarrollando a
través de su propia evolución y cuando son capaces de comprenderlos y
utilizarlos. La ciencia ficción ha sido en muchos casos, el anticipo a los
grandes descubrimientos que han llegado en la hora que la conciencia del hombre
estaba preparada para recibirlos
El ser
humano no es un ser aislado, es apenas una pieza más en el gran puzzle
universal, porque "en todo el universo, cada unidad se considera una parte del
todo. La supervivencia de la parte depende de la cooperación con el plan y el
propósito del todo, el deseo sincero y la disposición perfecta de hacer la
divina voluntad del Padre. Toda filosofía religiosa, tarde o temprano, llega al
concepto de la ley unificada del universo y de un solo Dios. Las causas del
universo no pueden ser más bajas que los efectos del universo. La fuente del
caudal de la vida universal y de la mente cósmica, deben estar por encima del
nivel de su manifestación. No se puede explicar coherentemente a la mente
humana, en términos de las órdenes más bajas de existencia. Sólo puede
comprenderse completamente la mente del hombre, mediante el reconocimiento de la
realidad de órdenes superiores de pensamiento y voluntad deliberada. El hombre
como ser moral es inexplicable a menos que se reconozca la realidad del Padre
Universal.”53
Y este
reconocimiento no debe ser a nivel intelectual, emocional ni de adoración,
porque sólo en la medida que nuestro conocimiento de Dios nos acerque al amor y
al servicio con nuestros hermanos, puede ser sincero y dar los frutos del
espíritu, porque no podemos amar a Dios a quien no vemos, si ignoramos a
nuestros semejantes a quienes sí vemos.
yolanda silva
solano