Es cierto, el mundo ya
no necesita más de los "no harás" o de los que "tienes que hacer o pensar de una
manera determinada" porque la jerarquía lo ordena. El mundo lo que realmente
necesita para cambiar sus paradigmas, es que los hijos de Dios no solo se
precien de serlo, sino que lo demuestren con sus obras, con su conducta, con su
alegría, con su amor y su ternura puesta en práctica en toda ocasión y con todos
los que nos rodean, porque todos, sin excepción son nuestros hermanos, porque
"ningún hombre es extraño para el que conoce a Dios. En la experiencia de
encontrar al Padre en el cielo descubres que todos los hombres son tus hermanos”1430
Dar testimonio de lo que creemos con nuestro ejemplo de vida, es
nuestra misión si en verdad queremos seguir a Jesús. Él se mezclaba con la
gente y estaba libre de las superticiones de la época. Estaba libre de todo
prejuicio religioso y no había en su corazón nada que se asemejara al
antagonismo social. Se atrevió a enseñar que las catástrofes de la naturaleza,
los accidentes del tiempo y acontecimientos desastrosos no son el resltado del
juicio divino. Denunció la devoción esclavizante a los ceremoniales vacíos y la
falacia de la adoración materialista. Proclamó valientemente la libertad
espiritual y se atrevió a enseñar que los hombres son real y verdaderamnete
hijos del Dios viviente.”1671
Dejar de ser espectadores de lo que
ocurre en nuestro entorno, para convertirnos en actores activos, es lo que hoy
en día el mundo está necesitando de los que nos llamamos cristianos. Las
palabras son poderosas pero se las lleva el viento, las obras perduran, pero
esos cambios conductuales deben ser originados en lo más íntimo de cada uno de
nosotros para que tengan validez de supervivencia eterna, pues: "es una
experiencia maravillosa y transformadora tornarse en el canal viviente de la luz
espiritual que ha de iluminar al mortal que permanece en la oscuridad
espiritual. Si estás más bendecido con la verdad que otros hombres, sus
necesidades debería ser para ti un desafío 1430"
"Jesús transcendió
todas las enseñanzas de sus precursores, cuando tuvo la osadía de reemplazar las
manos limpias por un corazón limpio como marca de la religión verdadera. Puso la
realidad en el lugar de la tradición y eliminó toda pretensión de vanidad e
hipocresía. Sin embargo este osado hombre de Dios no dio rienda suelta a crítica
destructiva, ni manifestó desprecio por las costumbres religiosas, sociales,
económicas y políticas de su época. Él no era un revolucionario militante sino
que era un evolucionario progresista. 1672"
Dejemos pues las fórmulas y
preocupémonos de nuestras intenciones y de nuestros actos, porque son ellos los
que atestiguarán que en verdad somos hijos de Dios y hermanos de todo el género
humano, quienes podrán ver a Jesús a través nuestro.
yolanda silva
solano
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