Hemos visto que muchas veces el
querer volar muy alto en lo espiritual sin el debido mérito y preparación, nos
puede llevar al autoengaño y al orgullo. Espreferible reconocer que nuestras
alas, están lejos de ser las de una águila
Volar bajo significa reconocer
que la oración y la adoración, son básicas para obtener la unión verdadera con
Dios, pero sin olvidar, que la
“adoración, la contemplación de lo espiritual, debe alternar con el
servicio, con el contacto de la realidad material. El trabajo debe alternar con
el esparcimiento, la religión debe ser equilibrada con el buen humor. La
filosofía profunda debe ser aliviada por el reposo de la meditación. La oración
tiene el objeto de hacer que el hombre piense menos, pero que comprenda
más. No está hecha para aumentar el conocimiento sino para ampliar el
discernimiento porque la adoración es la
técnica de buscar en el Único, la inspiración para servir a muchos.” 1616.
¡Qué lejos están estas definiciones, de esas
meditaciones tortuosas por tratar de dejar la mente en blanco o de esas
oraciones repetidas sin conciencia! que sólo sirven para hacernos creer que
estamos siendo espirituales, porque si la oración o la meditación, no nos sirven
para ser en verdad mejores, en nuestra vida diaria y tener una mayor comprensión
con nuestros hermanos, de nada sirven. “La semilla de la verdad teórica está
muerta, los más altos conceptos morales no tienen vigencia, hasta que el
Espíritu divino infunda inspiración sobre las formas de la verdad y estimule las
fórmulas de la rectitud.” 380.
Por eso debemos estar atentos a lo que estamos
considerando espiritual en nuestra vida, porque “en cualquier religión es muy
fácil que los valores se vuelvan desproporcionados y que los hechos ocupen el
lugar de la verdad, en la teología personal”1615. Quienes siguen sin
discriminación “los dictados de la ciencia, las costumbres sociales y el dogma
religioso, están en el grave peligro de sacrificar su libertad moral y perder su
libertad espiritual. Están destinados a convertirse en un papagayo intelectual,
un autómata social y un esclavo de la autoridad religiosa.”
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yolanda
silva solano