"Los defectos
aparentes del mundo natural no son indicios de ningún defecto correspondiente en
el carácter de Dios.
Libro de Urantia.
Pág.56
La
inconsecuencia humana es manifiesta, porque ante los desastres naturales
culpamos a Dios pero pocas veces le agradecemos la belleza de una noche de
luna, o cuando la primavera llena los prados de flores y el verano nos regala
los ricos frutos de una buena cosecha
El clima malo se lo achacan a Dios, pero los
muchos meses de buen tiempo son pura buena suerte…cuando en verdad “la suerte es
sólo un término creado para amparar lo inexplicable en cualquier era de la
existencia humana, define aquellos fenómenos que el hombre es incapaz de
penetrar o no desea descubrir. Azar es una palabra que significa que el hombre
es demasiado ignorante o demasiado indolente para determinar las
causas.”951
“El hombre considera los sucesos naturales como
accidentes o mala suerte sólo cuando carece de curiosidad e imaginación, cuando
la raza no tiene iniciativa, ni sentido de la aventura. La exploración de los
fenómenos de la vida más tarde o más temprano destruyen la creencia del hombre
en el azar, la suerte y los así llamados accidentes, sustituyéndola por un
universo de ley y orden en el que los efectos son precedidos por causas
definidas. Así pues, el temor a la existencia es reemplazado por la felicidad
del vivir."951
Y esa serenidad de vivir nace cuando nuestra fe es
sólida y estamos seguros que “el Padre Universal no se ha retirado de la
administración de los universos, porque él no es una deidad inactiva, pues si
Dios dejara de ser el sustentador presente en la creación, habría inmediatamente
un colapso universal”55
"Los defectos aparentes del mundo natural no son
indicios de ningún defecto correspondiente en el carácter de Dios. Más bien las
imperfecciones que se observan son solamente las inevitables y momentáneas
interrupciones en la proyección de una película infinita. Son estas mismas
interrupciones-defectos de la continuidad y de la perfección las que permiten
que la mente finita del hombre obtenga una visión fugaz de la realidad divina en
el tiempo y en el espacio. Las manifestaciones materiales de la divinidad,
parecen defectuosas en la mente evolutiva del hombre, sólo porque el hombre
mortal persiste en visualizar los fenómenos de la naturaleza a través de los
ojos naturales, por medio de la visión humana sin la ayuda divina, ni de la
revelación.”56
Y es por lo mismo, que ante cualquier embate de la
naturaleza, los hijos de Dios debemos permanecer en calma, aprendiendo a
encauzar nuestras emociones para que ni el miedo ni el descontento, sean capaces
de hacernos perder nuestra fe y confianza en el amor de nuestro Padre, que "no
sólo está en el cielo, sino que también su divina presencia mora en la mente de
los hombres"139
yolanda silva
solano