J.C. MECANO

Las cosas reales de este mundo y del universo están de tu parte.
Libro de Urantia. Pág. 1438

El miedo nace de la incapacidad de amar y sentirse amado, porque el amor
entre sus muchos atributos, también encierra la confianza en Dios, en nosotros
y también en los demás. Cuando tenemos fe en este amor recíproco, el miedo
desaparece porque no nos sentimos solos ni abandonados. Entonces, “esta fe
derrotará al miedo, mediante la presencia apremiante del nuevo mandamiento:
el amor a tus semejantes, que pronto llenará tu alma hasta rebasarla, gracias
a la conciencia que habrá nacido en tu corazón, de que eres un hijo de Dios”
y al hacerlo el miedo desaparecerá, porque él es la separación de la energía
del amor, que nos hace sentirnos protegidos y borra de
nuestra psiquis la sensación de abandono.
El miedo, el temor, como todas las sensaciones, no están fuera sino dentro de nosotros
mismos, por eso sólo los podemos vencer cuando en forma consciente nos enfrentamos
a ellos con valentía y decisión de arrancarlo de nuestra mente, que es donde se originan
y muchas veces se les da vida a los temores con nuestros
pensamientos negativos o con nuestras quejas inútiles.
En los momentos de tribulación debemos recordar lo que Jesús le dijo al joven
que tenía miedo:”Amigo mío, ¡levántate! ¡Ponte de pie como un hombre! Puede
que te rodeen enemigos insignificantes y que muchos obstáculos obstruyan
tu marcha, pero las grandes cosas y las cosas reales de este mundo y del
universo están de tu parte. El sol sale todas las mañanas para saludarte a
ti como al hombre más poderoso y próspero de la tierra. Mira tienes un
cuerpo fuerte y músculos poderososy tu físico es mejor que el del hombre
promedio. Por supuesto que prácticamente no sirve para nada, mientras te
quedes sentado aquí en las montañas, lamentándote de tus infortunios,
reales o inventados. Pero podrías hacer grandes cosas con tu cuerpo si lo
usaras adonde hay grandes cosas por hacer” 1438
Este mensaje es también para nosotras las mujeres, porque somos creadoras por
excelencia, por tanto nos es más fácil el transmitir lo bueno y lo malo a lo que nos
rodean, la paz interna que podamos irradiar será como un rayo de luz en la tormenta,
porque las cosas buenas y el amor de nuestro Padre está dentro de nosotras.
Hay quien dice que al educar a un hombre se educa a un individuo y quien
educa a una mujer está educando a una generación...


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