La obra del Espíritu en
vuestra mente es la magnitud de vuestro amor al prójimo.
Libro de Urantia. Pág.1642
La comprensión sin acción no existe, la espiritualidad
sin hechos concretos tampoco, porque “la verdadera religión es la actitud de un
alma individual, en sus relaciones conscientes con el Creador.”1607 Podemos
pasar horas meditando en el Supremo, pero si no somos capaces de ver a Dios en
nuestra vida diaria, si no somos capaces de verlo donde antes no lo veíamos,
quiere decir que nos estamos autoengañando y que nuestra meditación es solo
imaginativa y que nuestra seudo
espiritualidad, es como una rama muerta de un viñedo, que solo sirve para ser
echada al fuego, Jesús nos dijo que la fe sin obras es muerta, solo nos sirve
para creernos espirituales sin serlo.
“Sin
embargo aunque no podéis observar la obra del espíritu en vuestra mente, existe
un método práctico que os permite determinar hasta que punto habéis puesto el
control de los poderes de vuestra alma al servicio de las enseñanzas y dirección
de este espíritu residente del Padre celestial y este es : la magnitud de
vuestro amor al prójimo.1642
Jesús consideraba
tan importante nuestro comportamiento con las personas, que faltando pocos días
para que se cumpliera su misión en Urantia y ofreciera su vida por amor nuestro,
en esos momentos trascendentales, quiso
dejarnos un legado que da testimonio de su vida y de sus enseñanzas y que Él
llamó el nuevo mandamiento y dijo: “Cuando os presenté una parábola, indicando
de qué manera debéis estar dispuestos a serviros los unos a los otros, dije que
deseaba daros un nuevo mandamiento, ahora lo haré porque estoy a punto de
dejaros. Vosotros bien conocéis el
mandamiento que manda que os améis los unos a
los otros, como os amáis a vosotros mismos. Pero no estoy aun, plenamente satisfecho con
esos actos de mis hijos, quiero que hagáis actos de amor, aun mayores en el
reino de la hermandad creyente. Así
pues, os doy un mandamiento nuevo y este es: que os améis unos a otros como Yo
os he amado. De esta forma, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos, si
ven que os amáis de esta manera. Al daros este nuevo mandamiento, no aflijo
vuestra alma con una nueva carga, por el contrario, os traigo un nuevo gozo y
hago posible para vosotros, la experiencia gozosa de conocer las delicias de
donar el afecto de vuestro corazón a vuestros semejantes. Estoy a punto de experimentar la felicidad
suprema, al donar mi afecto a vosotros y a vuestros semejantes, aun cuando
exteriormente para ello deba sufrir
grandes congojas. 1944."
¿Amamos de esta
forma a nuestros hermanos o nos damos por satisfechos con no hacerles ningún
mal???? La indiferencia de “los buenos”, muchas veces es el peor de los pecados
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yolanda silva solano