Demasiado a menudo,
nuestra propia mente tiende a justificar nuestra permanencia en el camino
erróneo después de haber entrado en él.
Libro de Urantia.
Pág.1981
Nada nos aleja más del Bien, que el justificar nuestras faltas, en
vez de reconocer nuestros errores, porque al hacerlo obedecemos a nuestro ego,
en vez de escuchar la voz interna de nuestro Espíritu que nos guía hacia bueno,
verdadero y bello. Al justificarnos, nos estamos privando de la oportunidad de
avanzar en la búsqueda de la verdad, porque nadie busca lo que ya cree
poseer.
“La
religión es una revelación al alma humana, que ser refiere a realidades
espirituales, que la mente por si sola jamás podría descubrir ni desentrañar
completamente. El esfuerzo intelectual, puede revelar los hechos de la vida,
pero el evangelio del reino da a conocer las verdades del Ser.”1641 El pedir
disculpas, el reconocer errores, no empequeñece a nadie, por el contrario, el
reconocimiento de la falta, se convierte en energía positiva que nos ayuda a ser
mejores. Cambiar de opinión con conciencia, es aprender a ser dúctil con
nosotros mismos, no debemos olvidar que en esta vida nada es definitvo, pues
“nada puede ser probado en forma absoluta, tanto la ciencia como la religión se
basan en suposiciones.”1139 Entonces ¿por qué empeñarnos tanto en pretender ser
infalibles y en esconder nuestros errores en vez de
reconocerlos.?
Debemos estar atentos a las señales que la maestra Vida nos va
dando para no errar el Camino, porque muchas veces nos exponemos gratuitamente
al mal, cuando no hacer nada por evitar la tentación, la cual no siempre es lo
que hacemos mal, sino también las veces que dejamos de hacer el bien, olvidando
que las omisiones son tanto a o más perjudiciales que los
errores.
La
verdad no es estática y son nuestras faltas corregidas las que nos llevan a la
comprensión de la Verdad.
yolanda silva solano