He vivido esta vida en la carne para inspirar a todos
los hombres para siempre, a que también traten de conocer y hacer la voluntad
del Padre celestial que en ellos reside.
Libro de Urantia.
Pág.1712
Hacer la voluntad de Dios requiere
de un estado de conciencia y de un sincero deseo de ser perfectos, pero como “la
perfección es una meta eterna y no nuestro origen”846 es preciso recurrir a
Jesús, por eso El nos dice:“el Padre me ha
enviado al mundo, para mostraros cómo desea morar en todos los hombres y
guiarlos; y he vivido esta vida en la carne para inspirar a todos los hombres
para siempre, a que también traten de conocer y hacer la voluntad del Padre
celestial que en ellos reside.”1712
Nuestro
Espíritu residente siempre está pronto a ayudarnos, pero debemos tener cuidado
con nuestro orgullo, porque muchas veces decimos: Dios me habló y me dijo tal o
cual cosa, cuando en verdad es sólo una fantasía que no procede de Dios sino de
nuesto propio subconsciente y conduce a errores, porque “demasiado de lo que
surge de los recuerdos de los niveles inconscientes de la mente humana, se
interpreta erróneamente como revelación divina.”1099
Existe
gran peligro asociado con la práctica habitual de los ensueños religiosos, el
misticismo puede volverse una técnica para evitar la realidad.”1099 La voluntad
de Dios es ante nada una relación íntima y personal con la divinidad, pero sin
estridencias pues “la exitación emocional no es estímulo espiritual ideal. La
excitación no aumenta la energía, más bien agota los poderes del alma y del
cuerpo”1777
Querer
hacer la voluntad de Dios requiere de una gran confianza y fe en el amor de
nuestro Padre, debemos tener la fe que tiene un niño cuando tiene miedo, acude a
su padre y se abraza a él o a su madre con sus ojitos cerrados pues siente que
su amor lo defiende de cualquier cosa.
Hacer la
voluntad de Dios es reconocerlo como Padre y a todos los hombres como nuestros
hermanos.
yolanda silva
solano
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