Algunas veces se objeta que también tomamos la vida cuando
comemos vegetales y frutas; pero esta objeción está basada sobre una
mal entendida comprensión de los hechos. Cuando la fruta está
madura, ya ha realizado su propósito, que es como matriz para la
simiente. Si no se come se pudre y pierde. Además, está destinada a
servir de alimento del animal y al hombre, proporcionando así a la
simiente una oportunidad para crecer al caer en un suelo fértil.
Además, de igual manera que el óvulo y el semen de los seres
humanos es estéril sin el átomo-simiente del Ego reencarnante y sin la
matriz del cuerpo vital, así también cualquier huevo o semilla en sí
misma está desprovista de vida. Si se le proporcionan las condiciones
necesarias de incubación o tierra, la vida del espíritu-grupo entra en
ella, aprovechando así la oportunidad para .asegurarse la producción
de un cuerpo denso. Si al huevo o a la se les aplasta, se cocinan o no
se les proporcionan las condiciones necesarias para la vida, la
oportunidad se pierde, y eso es todo.
En el estado actual de nuestra jornada evolutiva, todos sabemos ya que
está mal el matar, y el hombre protege y ama a los animales en todos
los casos en los que sus gustos y egoístas intereses no le ciegan en sus
derechos. La ley protege hasta a los gatos o a los perros contra toda
crueldad desenfrenada. Salvo en el deporte (la más desenfrenada de
todas nuestras crueldades contra el reino animal), siempre se mata a
los animales para ganar dinero. Pero los devotos del deporte matan a
esas pobres criaturas indefensas con el solo objeto de crear una falsa
idea de sus proezas cinegéticas. Es muy difícil de comprender cómo
ciertas personas que parecen ser sanas y cariñosas puedan, durante un
momento, desprenderse de todos sus instintos caballerescos y saciar su
salvaje sed de sangre matando para satisfacer su lujuria de sangre y
gozar en la destrucción. Ello es, ciertamente, una regresión a los más
inferiores instintos salvajes y nunca puede dignificarse absolutamente
y ser considerado como "superior" aun, cuando sea practicado y
defendido por las naciones más poderosas y en otro sentido humanas.
!Cuánto más hermoso no sería para el hombre el jugar su papel de
amigo y protector del débil! ¿A quién no le agrada visitar el Parque
Central de Nueva York y acariciar y dar de comer a los centenares de
ardillas que corren de un lado para otro, teniendo la seguridad de que