El Solsticio de Invierno
El Sol Regresa al Norte
Por el Solsticio de Invierno el Sol regresa al Norte luego de haber alcanzado su
mayor declinación Sur.
Como en el Equinoccio de Otoño, Este fenómeno físico tiene su contra-parte
espiritual en el Ministerio de Cristo con nuestro planeta, pues en el Solsticio de Invierno la
Luz de Cristo alcanza el mismo centro de nuestro globo. Allí permanece propiamente los
cuatro das del Festival de la estación, impregnando la esfera con su vida.
La Fiesta de las Luces de los hebreos es celebrada en la estación invernal y
que algunas veces coincide con la Navidad, es una supervivencia del tiempo cuando aquellos
celebraban el Solsticio de Invierno y dedicaban sus altares a la Nueva Luz del Mundo. Este
aspecto de la celebración fue olvidado hace largo tiempo por la mayoría de los judíos y
también por los cristianos. Hoy, la Fiesta de las Luces, es solamente un recordatorio de la rededicacion
del templo en Jerusalen en el año 165 antes de Cristo, después que fuera
profanado por Antìoco Epifanio.
Con el "nacimiento" del Sol inaugurando un nuevo ciclo de crecimiento, la
Tierra y sus habitantes están listos para un nuevo comenzar y cada ano este comienzo es en
un mas alto nivel de la espiral evolutiva, como resultado del Impulso de Cristo que emana del
Sol de la mitad del invierno. Cada ano sucesivo trae mes energía del espíritu regenerador que
el anterior y estas condiciones planetarias favorecen mas el despertamiento, crecimiento y
realización espiritual del hombre.
La Luz Cósmica de Amor
Según ensenan los Rosacruces, el Cristianismo Esotérico difiere del Ortodoxo,
aunque aquel comparte con Este ˙ultimo el reconocimiento final de los grandes valores
espirituales traídos a la Tierra por el Cristo. Pero el trabajo de Este con la raza humana es
interpretado en ambos diferentemente.
SeEl Solsticio de Invierno
El Sol Regresa al Norte
Por el Solsticio de Invierno el Sol regresa al Norte luego de haber alcanzado su
mayor declinaciûn Sur.
Como en el Equinoccio de Otoòo, èste fenûmeno fìsico tiene su contraparte
espiritual en el Ministerio de Cristo con nuestro planeta, pues en el Solsticio de Invierno la
Luz de Cristo alcanza el mismo centro de nuestro globo. Allì permanece propiamente los
cuatro dìas del Festival de la estaciûn, impregnando la esfera con su vida.
La Fiesta de las Luces de los hebreos es celebrada en la estaciûn invernal y
que algunas veces coincide con la Navidad, es una supervivencia del tiempo cuando aquellos
celebraban el Solsticio de Invierno y dedicaban sus altares a la Nueva Luz del Mundo. Este
aspecto de la celebraciûn fue olvidado hace largo tiempo por la mayorìa de los judìos y
tambièn por los cristianos. Hoy, la Fiesta de las Luces, es solamente un recordatorio de la rededicaciûn
del templo en Jerusalèn en el aòo 165 antes de Cristo, despuès que fuera
profanado por Antìoco Epifanio.
Con el "nacimiento" del Sol inaugurando un nuevo ciclo de crecimiento, la
Tierra y sus habitantes est·n listos para un nuevo comenzar y cada aòo este comienzo es en
un m·s alto nivel de la espiral evolutiva, como resultado del Impulso de Cristo que emana del
Sol de la mitad del invierno. Cada aòo sucesivo trae m·s energìa del espìritu regenerador que
el anterior y estas condiciones planetarias favorecen m·s el despertamiento, crecimiento y
realizaciûn espiritual del hombre.
La Luz Cûsmica de Amor
Seg˙n enseòan los Rosacruces, el Cristianismo Esotèrico difiere del Ortodoxo,
aunque aquel comparte con èste ˙ltimo el reconocimiento final de los grandes valores
espirituales traìdos a la Tierra por el Cristo. Pero el trabajo de Este con la raza humana es
interpretado en ambos diferentemente.
Seg˙n se dijo en el Capìtulo anterior, de acuerdo con las Enseòanzas
Esotèricas, hay un Principio Cûsmico de Amor y Sabidurìa que el cientìfico cristiano
identifica como el Cristo Cûsmico y que dicho Principio posee un centro especial dentro del
orbe solar que act˙a como Gobernador de nuestro Sistema Solar. Desde tal ventajoso punto
central, el Logos dirige su atenciûn a los planetas de su sistema seg˙n cada uno de èstos
va alcanzando el punto evolutivo en que puede responder a la influencia particular que El le
envìa, o cuando se hace necesaria Su especial asistencia. La Tierra alcanzû dicho punto hace
unos dos mil aòos, justo antes del nacimiento de Jes˙s de Nazaret.
Existe una Ley Universal estableciendo que un Ser Divino, para poder
descender a los mundos inferiores, debe ajustarse a las leyes que gobiernan dichos planos al
menos en su aspecto externo. De modo que el Cristo Cûsmico debiû obtener un cuerpo fìsico.
Muchos Grandes Iniciados sobre la Tierra prepararon Su venida. Miembros iniciados de la
Orden de los Esenios prepararon al niòo que ellos llamaron Jes˙s, que estaba bajo el cuidado
de dicha Fraternidad desde su nacimiento, para que fuera el vehìculo que permitiera el
descenso del Arc·ngel Cristo desde el Sol. Es por ello que el Nuevo Testamento dice: "El
Manantial de lo Alto nos visitû". El propio Espìritu Solar, la Fuente (manantial) de la Luz
visitû la Tierra.
El Cristo, no obstante, pertenece a otro Orden del que hemos visto. En nuestro
presente Perìodo de Evoluciûn, tècnicamente llamado Perìodo Terrestre, el cual incluye todo
el sistema solar como hoy est· constituido, el Cristo es el Regente Solar o Logos. Pero como
una Entidad individual El pertenece a una Oleada de Vida que est· dos pasos adelante de la
nuestra, tècnicamente denominada los Arc·ngeles, que con pocas excepciones habitan en el
Sol en astrales cuerpos ìgneos invisibles para la vista humana. El est· mucho m·s all· del
nivel ordinario que comprende a los Arc·ngeles de la Oleada de Vida Solar, pues El obtuvo
la Uniûn con El Padre en el Perìodo Solar, el Segundo Gran Dìa de Manifestaciûn. En tan
temprana fecha, mucho antes de que nuestro Sistema Solar fuera como es en la actualidad, El
se ofreciû a Sì Mismo para servir a todas las formas de vida en lo que iba a ser dicho sistema.
No obstante, el Cristo no es Dios. El es el Logos Solar, Jefe de los Arc·ngeles, pero no es la
Suprema Deidad.
El Maestro Jes˙s fue el que naciû en Belèn la primera Noche Santa. La Estrella
de Cristo se cernìa cercana, pues Jes˙s serìa alg˙n dìa el medio para Su "encarnaciûn"
terrestre. Dicha encarnaciûn no tuvo lugar durante el curso de la gestaciûn del infante, sino en
el Bautismo de Jes˙s por Juan en el Rìo Jord·n, un hecho bien conocido por la Iglesia
Primitiva, pero repudiado posteriormente. Fue durante el Bautismo que el real nacimiento de
Cristo tuvo lugar, cuando Jes˙s entregû sus cuerpos fìsico y etèrico al Glorioso Arc·ngel para
que los utilizara durante Su Ministerio de Redenciûn de la Humanidad. El Ser que emergiû de
las aguas del Jord·n fue Cristo - Jes˙s, un Arc·ngel en carne humana, ˙nico en el curso de la
evoluciûn. En ninguna parte ha sido sugerido que dicho tipo de encarnaciûn podìa tener lugar
sobre los otros planetas. Mas las condiciones en la Tierra hacìan necesario que ello sucediera
aquì.
Repetimos, un Ser ⁄nico vino a la existencia, un Hombre-Dios, La Divinidad
hecha carne habitando entre nosotros, Cristo-Jes˙s. La Luz de Amor de Dios entrû en aquel
momento en un cuerpo humano. Un poder y una substancia fueron sembrados, como una
semilla, en la corriente de la humanidad y ella ha estado trabajando y transformando la
conciencia colectiva humana hasta el dìa de hoy.
El acontecimiento del Gûlgota terminû la Uniûn terrenal entre Jes˙s y el
Cristo. En el momento en que el Arc·ngel abandonû los vehìculos prestados, el Maestro Jes˙s
recuperû sus ·tomos simientes para ser utilizados en el futuro. Al dejar el cuerpo de Jes˙s,
el Arc·ngel Cristo (un Rayo del Sol espiritual), entrû directamente en la esfera terrestre y
asumiû la Regencia de nuestro planeta en un sentido muy especial.
Esta labor de Amor fue necesaria debido a la larga influencia de los espìritus
de Lucifer como son llamados en el esoterismo cristiano.
Estos £ngeles caìdos condujeron a la humanidad en su "caìda" provocando
que la Oleada de Vida humana se apartara y retrasara en su progreso evolucionario, hasta que
estuvo en peligro de perder su sitio en dicho esquema completamente. Las fuerzas de muerte
que habìan penetrado en la evoluciûn humana eran tales que, al no tener otras contraactuando
operativa-mente, conducìan lenta, pero seguramente, a la aniquilaciûn racial de la humanidad.
De esto, tendremos oportunidad de discutir m·s cuando hablemos del
Equinoccio Vernal.
Cada aòo, desde Su llegada a la Tierra como Su Redentor, el Cristo ha reefectuado
en una escala Cûsmica el drama de hace dos siglos. Con cada Solsticio de Invierno
repetido, El es "nacido" de nuevo y el planeta recibe un impulso espiritual que se aòade en
Luz y Fortaleza del Principio de Amor en el corazûn del hombre. La Navidad se hace
gloriosa por el Suceso que ella conmemora; ella es redimida por la actividad Cûsmica que
tiene lugar cada aòo. Sèase consciente o no, en dicha Estaciûn, todos est·n expuestos a la
Divina Radiaciûn que trabaja redentoramente en nuestra esfera terrestre. Cuando los
individuos trabajan en dicha actividad con un verdadero conocimiento y una alta aspiraciûn
espiritual, su interior se enriquece y aumenta enormemente. °Que todos puedan recibir estas
riquezas en la abundancia que Cristo estableciû en Su Ministerio entre nosotros al rasgar el
Velo del Santuario, que lo habìa ocultado de las multitudes, hacièndose entonces alcanzable
para cada alma aspirante! g˙n se dijo en el Capìtulo anterior, de acuerdo con las Enseòanzas
Esotèricas, hay un Principio Cûsmico de Amor y Sabidurìa que el cientìfico cristiano
identifica como el Cristo Cûsmico y que dicho Principio posee un centro especial dentro del
orbe solar que act˙a como Gobernador de nuestro Sistema Solar. Desde tal ventajoso punto
central, el Logos dirige su atenciûn a los planetas de su sistema seg˙n cada uno de èstos
va alcanzando el punto evolutivo en que puede responder a la influencia particular que El le
envìa, o cuando se hace necesaria Su especial asistencia. La Tierra alcanzû dicho punto hace
unos dos mil aòos, justo antes del nacimiento de Jes˙s de Nazaret.
Existe una Ley Universal estableciendo que un Ser Divino, para poder
descender a los mundos inferiores, debe ajustarse a las leyes que gobiernan dichos planos al
menos en su aspecto externo. De modo que el Cristo Cûsmico debiû obtener un cuerpo fìsico.
Muchos Grandes Iniciados sobre la Tierra prepararon Su venida. Miembros iniciados de la
Orden de los Esenios prepararon al niòo que ellos llamaron Jes˙s, que estaba bajo el cuidado
de dicha Fraternidad desde su nacimiento, para que fuera el vehìculo que permitiera el
descenso del Arc·ngel Cristo desde el Sol. Es por ello que el Nuevo Testamento dice: "El
Manantial de lo Alto nos visitû". El propio Espìritu Solar, la Fuente (manantial) de la Luz
visitû la Tierra.
El Cristo, no obstante, pertenece a otro Orden del que hemos visto. En nuestro
presente Perìodo de Evoluciûn, tècnicamente llamado Perìodo Terrestre, el cual incluye todo
el sistema solar como hoy est· constituido, el Cristo es el Regente Solar o Logos. Pero como
una Entidad individual El pertenece a una Oleada de Vida que est· dos pasos adelante de la
nuestra, tècnicamente denominada los Arc·ngeles, que con pocas excepciones habitan en el
Sol en astrales cuerpos ìgneos invisibles para la vista humana. El est· mucho m·s all· del
nivel ordinario que comprende a los Arc·ngeles de la Oleada de Vida Solar, pues El obtuvo
la Uniûn con El Padre en el Perìodo Solar, el Segundo Gran Dìa de Manifestaciûn. En tan
temprana fecha, mucho antes de que nuestro Sistema Solar fuera como es en la actualidad, El
se ofreciû a Sì Mismo para servir a todas las formas de vida en lo que iba a ser dicho sistema.
No obstante, el Cristo no es Dios. El es el Logos Solar, Jefe de los Arc·ngeles, pero no es la
Suprema Deidad.
El Maestro Jes˙s fue el que naciû en Belèn la primera Noche Santa. La Estrella
de Cristo se cernìa cercana, pues Jes˙s serìa alg˙n dìa el medio para Su "encarnaciûn"
terrestre. Dicha encarnaciûn no tuvo lugar durante el curso de la gestaciûn del infante, sino en
el Bautismo de Jes˙s por Juan en el Rìo Jord·n, un hecho bien conocido por la Iglesia
Primitiva, pero repudiado posteriormente. Fue durante el Bautismo que el real nacimiento de
Cristo tuvo lugar, cuando Jes˙s entregû sus cuerpos fìsico y etèrico al Glorioso Arc·ngel para
que los utilizara durante Su Ministerio de Redenciûn de la Humanidad. El Ser que emergiû de
las aguas del Jord·n fue Cristo - Jes˙s, un Arc·ngel en carne humana, ˙nico en el curso de la
evoluciûn. En ninguna parte ha sido sugerido que dicho tipo de encarnaciûn podìa tener lugar
sobre los otros planetas. Mas las condiciones en la Tierra hacìan necesario que ello sucediera
aquì.
Repetimos, un Ser ⁄nico vino a la existencia, un Hombre-Dios, La Divinidad
hecha carne habitando entre nosotros, Cristo-Jes˙s. La Luz de Amor de Dios entrû en aquel
momento en un cuerpo humano. Un poder y una substancia fueron sembrados, como una
semilla, en la corriente de la humanidad y ella ha estado trabajando y transformando la
conciencia colectiva humana hasta el dìa de hoy.
El acontecimiento del Gûlgota terminû la Uniûn terrenal entre Jes˙s y el
Cristo. En el momento en que el Arc·ngel abandonû los vehìculos prestados, el Maestro Jes˙s
recuperû sus ·tomos simientes para ser utilizados en el futuro. Al dejar el cuerpo de Jes˙s,
el Arc·ngel Cristo (un Rayo del Sol espiritual), entrû directamente en la esfera terrestre y
asumiû la Regencia de nuestro planeta en un sentido muy especial.
Esta labor de Amor fue necesaria debido a la larga influencia de los espìritus
de Lucifer como son llamados en el esoterismo cristiano.
Estos £ngeles caìdos condujeron a la humanidad en su "caìda" provocando
que la Oleada de Vida humana se apartara y retrasara en su progreso evolucionario, hasta que
estuvo en peligro de perder su sitio en dicho esquema completamente. Las fuerzas de muerte
que habìan penetrado en la evoluciûn humana eran tales que, al no tener otras contraactuando
operativa-mente, conducìan lenta, pero seguramente, a la aniquilaciûn racial de la humanidad.
De esto, tendremos oportunidad de discutir m·s cuando hablemos del
Equinoccio Vernal.
Cada aòo, desde Su llegada a la Tierra como Su Redentor, el Cristo ha reefectuado
en una escala Cûsmica el drama de hace dos siglos. Con cada Solsticio de Invierno
repetido, El es "nacido" de nuevo y el planeta recibe un impulso espiritual que se aòade en
Luz y Fortaleza del Principio de Amor en el corazûn del hombre. La Navidad se hace
gloriosa por el Suceso que ella conmemora; ella es redimida por la actividad Cûsmica que
tiene lugar cada aòo. Sèase consciente o no, en dicha Estaciûn, todos est·n expuestos a la
Divina Radiaciûn que trabaja redentoramente en nuestra esfera terrestre. Cuando los
individuos trabajan en dicha actividad con un verdadero conocimiento y una alta aspiraciûn
espiritual, su interior se enriquece y aumenta enormemente. °Que todos puedan recibir estas
riquezas en la abundancia que Cristo estableciû en Su Ministerio entre nosotros al rasgar el
Velo del Santuario, que lo habìa ocultado de las multitudes, hacièndose entonces alcanzable
para cada alma aspirante!