EL SENDERO CON CORAZÓN
Cada cosa es un sendero entre un millón. Por lo tanto tú debes siempre recordar que un sendero es sólo eso: una senda. Si sientes que no debes seguirlo, no deberás permanecer en él bajo ningún tipo de condiciones.
Para poseer tal claridad, deberás siempre llevar una vida disciplinada. Sólo entonces llegarás a saber que una senda no es más que una senda y que no debe haber afrenta para tí ni para otros por abandonarla, si eso es lo que tu corazón te pide. Pero tu decisión de seguir en la senda o abandonarla, deberá estar libre de temores o ambiciones, te advierto. Debes mirar cada sendero con mucha atención. Pruébalo tantas veces como sea necesario.
Luego pregúntate a tí, y a ti solamente, una pregunta. Esa pregunta es una que sólo haría un hombre de mucha edad. Mi benefactor me la hizo cuando yo era joven y mi sangre era muy vigorosa para que yo la entendiera. Ahora la comprendo y te la repetiré. ¿Tiene corazón este sendero? Todas las sendas son iguales; no conducen a ninguna parte. Son senderos que cruzan el matorral o se internan en el matorral.
En mi propia vida puedo afirmar que he recorrido senderos largos, muy largos, pero no he llegado a ninguna parte. La pregunta de mi benefactor tiene ahora sentido. ¿Tiene corazón este sendero? Si lo tiene, el sendero será bueno. Si no, no sirve. Ambos senderos no conducen a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno significará un viaje alegre, mientras lo recorras serás parte de él. El otro puede arruinar tu vida. Uno te hará fuerte, el otro te debilitará.
El problema es que nadie se hace la pregunta, y cuando un hombre termina por comprender que ha seguido un sendero sin corazón, dicho sendero ya está por matarlo. En ese punto son pocos los hombres que pueden detenerse a pensar y abandonar el sendero. Una senda sin corazón nunca podrá ser disfrutada. Tendrás que esforzarte incluso para recorrerla. En cambio una senda con corazón es fácil, no te obligará a forzarte para gustar de ella.
Para mí sólo tiene sentido recorrer los senderos que tienen corazón. En cualquier senda que pueda tener corazón, allí viajaré, y el único desafío que vale la pena, es recorrerla en toda su extensión. Y allí viajaré, buscando, buscando sin aliento.
Don Juan - (Un guerrero del infinito, según se lo contara a Carlos Castaneda. )