Que
no se turbe vuestro corazón, no tengáis miedo.
Libro de Urantia.
Pág.1575
El
miedo, el temor, nacen de la incapacidad de controlar algo, de la inseguridad en
nosotros mismos, y a su vez esta inseguridad nace de nuestra falta de voluntad
para controlar nuestro entorno y nuestras emociones. Nos falta ver y sentir a Dios por la fe, lo cual
significa adquirir el verdadero discernimiento espiritual, el cual nos
permitiría ver la realidad con otros ojos.
“El discernimiento espiritual aumenta la guía del Espíritu residente y
estos dos, terminan por aumentar la conciencia de Dios. Cuando conoces al Padre, estás seguro de la
filiación divina y puedes amar cada vez más a cada uno de tus hermanos en la
carne, no sólo como hermano, con amor fraterno, sino también como padre, con
afecto paterno” 1574.
Si
queremos realmente evolucionar, colaborar con nuestro Ajustador, lo primero que
tenemos que hacer es mantenernos armónicos, aun en medio de los problemas,
porque “es en los momentos de prueba cuando se revela el alma del hombre, la
prueba revela lo que verdaderamente alberga su corazón”1824. Si logramos aprender a ver a Dios, no como un
ser lejano sino como nuestro Padre y amigo, ninguna aflicción, ningún temor ni
miedo podrá anidarse en nuestro corazón.
Podemos sentir por un momento estas sensaciones, porque somos humanos y
nuestra naturaleza es frágil, pero estas sensaciones serán momentáneas, aves de
paso, que volaran muy lejos cuando recordemos nuestra filiación divina, y las
palabras de Jesús cuando nos dice: “que no se turbe vuestro corazón ni tengáis
miedo. La paz que os dejo, ella es la que previene conflictos desastrosos,
porque la paz social previene el temor, la codicia y la ira. La paz política
previene los antagonismos raciales.”1575
Recordemos siempre que: la
conciencia de una vida humana victoriosa en la tierra nace de esa fe de la
criatura, que se atreve a desafiar cada recurrente episodio de la existencia
cuando se enfrenta con el pavoroso espectáculo de las limitaciones humanas, con
la firme declaración: aunque yo no pueda hacer esto, en mí vive alguien que
puede y que lo hará, una parte del Padre-Absoluto del universo de los universos.
Y ésa es «la victoria que sobrecoge al mundo, aun vuestra fe“59
yolanda silva solano
yosis282@gmail.com