Los primeros Padres de la Iglesia, algunos de los cuales recibieron sus
enseñanzas directamente de los Doce originales, reconocían la necesidad de ese
resplandeciente Ser Solar que adquirió la apariencia humana para que el hombre
pudiera establecer contacto directo con Él.
Refiriéndose al Espíritu Solar, Ireneo, un célebre Padre de la iglesia griega del
siglo segundo, dijo que "pudo haber venido a nosotros en su incorruptible gloria,
pero nosotros no hubiéramos podido soportar la grandeza de su gloria". Y Orígenes,
otro Padre griego (185-243 d. C) escribió: "El cual (el Verbo), estando en el
principio con Dios, se hizo carne para que pudiera ser comprendido por los que no
eran aún capaces de mirarlo en Su aspecto de Dios que estaba con Dios y que era
Dios". Y añade: "Descendiendo hasta el que no era capaz de mirar la chispeante
brillantez de Su divinidad, se hizo humano".
De nuevo citamos a Lactancio: "Las Escrituras enseñan que el Hijo de Dios es
el Verbo o Razón de Dios" y añade concretando: " Si alguien se asombrara de que
Dios fuese engendrado por Dios mediante la voz y el aliento, dejaría de maravillarse
al conocer los sagrados anuncios de los profetas".
Tertuliano, un célebre escritor eclesiástico y Padre de la Iglesia Latina (150-
250 d.C.) explicó: "Dios no hubiera podido entrar en conversación con el hombre sin
asumir los sentimientos y afectos humanos, mediante los cuales pudo atemperar la
grandeza de Su majestad, que hubiera resultado insoportable para la debilidad
humana... aunque era necesaria para el hombre".
San Clemente de Roma, que vivió en el siglo primero d. C. y del que se dice
que fue el tercer obispo de Roma después de San Pedro, dice de Cristo: "El brillo de
cuya majestad es mucho más elevado que el de los ángeles, puesto que ha recibido en
herencia un nombre más excelente".
El Señor Cristo es el más avanzado de los Arcángeles, que están, en la
evolución, un escalón por encima de los ángeles. En el libro apócrifo de Hermes
(siglo II d. C.) aparece esta afirmación: "El Hijo de Dios es más antiguo que
cualquier otra criatura, de modo que estuvo en la Creación aconsejando a Su Padre".
Dios el Padre es el más elevado iniciado de la Jerarquía de Sagitario, llamada de los
Señores de la Mente. Cristo es el más elevado iniciado de la Jerarquía de
Capricornio, hogar de los arcángeles.
Este gran Ser estuvo con el Padre en los momentos de la Creación; y en el
segundo día, en el Período Solar, se consagró a Sí mismo como Regente de la Tierra
y salvador de la humanidad. Debe observarse, pues, cómo estos dos Seres trabajaron
en armonía durante la creación de este planeta y de todo lo que en él existe. Los
Doce Discípulos originales, junto con los discípulos de éstos, como se dice por los