La mente que estaba en Cristo, también está en
nosotros.
Libro de Urantia. Pág. 1123
Si Jesús tuvo que aprender a vivir ¿ cuánto más deberemos hacerlo
nosotros que aun somos unos niños, en el arte de aprender a ser
espirituales.? Cuando tomamos conciencia
que la espiritualidad es algo técnico que debemos aprender, nuestra condición
humana cambia, porque dejamos de ser contemplativos pasivos y nos vamos
convirtiendo en hacedores del reino, en nuestro propio mundo interno, porque
permitimos que la misma “mente que estaba en Cristo, también esté en nosotros”
1123, porque es “un hecho solemne y excelso que estas criaturas bajas y
materiales, como somos los seres humanos de Urantia, somos hijos de Dios, hijos
por la fe. Mirad cuanto amor nos ha dado
el Padre para que seamos llamados hijos de Dios” 448.
Este nuevo evangelio, que Jesús nos predicó con su ejemplo “presenta el
alcance espiritual como meta auténtica del vivir. La vida humana recibió una dotación de valor
moral y dignidad divina. Jesús nos
enseñó que las realidades eternas, son el resultado y la recompensa del esfuerzo
de una conducta recta en la tierra” 1860. No es en el templo una vez a la semana
a una hora determinada, ni siquiera lo es en la meditación diaria, donde debemos
alcanzar nuestra evolución como hijos de Dios, porque el verdadero trabajo
espiritual está en medio de la cotidianidad, de las dificultades y por qué no,
también en medio de nuestras alegrías.
“La religión inspira al hombre a vivir valerosa y
alegremente, combina la paciencia con la pasión, la compenetración con la
dedicación, la empatía con el poder y los ideales con la energía”1093
El mundo será mejor cuando cada uno de nosotros
no tengamos dicotomía alguna, en lo que decimos creer y en lo que sentimos y
vivimos, porque “para el hombre finito, la verdad, la belleza y la bondad,
abrazan la revelación plena de la realidad divina.”648
yolanda silva solano
yosis282@gmail.com