Con Dios
todo es posible.
Libro de
Urantia.Pág.34
Estamos
viviendo la últimas horas de este 2015 que se ha ido muy rápido y según los
últimos estudios científicos no es sólo una perecepción, sino una realidad pues
los días se han acortado, en gran parte porque los fuertes terremotos que ha
afectado al planeta han desplazado levemente el eje de la tierra.
Pero en estas últimas horas del Año ya viejo, no nos detengamos en
lo que pudo haber sido, sino que abramos nuestra mente y nuestro corazón para
vivir estas últimas horas llenos de felicidad, por lo mucho que hemos recibido y
tal vez también por lo que pedimos pero no obtuvimos, porque “nuestro Padre sabe lo que necesitamos aun antes
que se lo pidamos”49, claro que la gran
mayoría de las veces nuestras peticiones no concuerdan con lo que El nos
da: “Pedí fuerzas... y Dios me dio dificultades para
hacerme más fuerte. Pedí sabiduría...y Dios me dio problemas para
resolver. Pedí prosperidad...y Dios me dio un cerebro y músculos
para trabajar. Pedí coraje... y Dios me dio obstáculos que
superar. Pedí amor... y Dios me dio personas para
ayudar. Pedí favores... y Dios me dio oportunidades. No recibí nada de lo que pedí...pero recibí todo lo que necesitaba”.
(Internet).
“Las incertidumbres de la vida y las vicisitudes de la existencia,
no contradicen en modo alguno el amor de Dios.”51 por eso, esperemos el Nuevo Año con mucha fe y optimismo porque estos 365 días que la
vida nos va a regalar no serán en sí, ni buenos ni malos. Ellos serán y nos traerán lo que cada uno
quiera, pues somos dueños de nuestro propio destino. De nuestro esfuerzo, de nuestro amor y de
nuestra fe dependerá lo que hagamos con este Año que está por comenzar. No
olvidemos que El nos dará lo más adecuado, de la manera que realmente sea lo que
necesitamos,
La
felicidad es una responsabilidad individual, debemos trabajar en ella, no como
algo ocasional, sino como un estado de conciencia que nace de la alegría interna
y de la percepción espiritual de los acontecimientos. Si estamos unidos y centrados con nuestro
Espíritu residente, podremos ser felices en cualquier circunstancia, incluso en
medio del dolor, porque estaremos unidos a Dios y aceptando su voluntad. El Padre se hace real , cuando le permitimos
participar directamente en nuestra vida cotidiana, entonces Él se transforma en
una fuerza activa de interacción constante, sólida e íntima. Dios quiere guiarnos y ayudarnos, pero somos
nosotros los que tenemos que abrirle la puerta de nuestro corazón y dejarlo
hacer lo que sea mejor para nuestra evolución.
.
Ojalá que nuestro lema para el Nuevo Año fuese: “Con Dios todo es posible,
el Creador eterno es la causa de las causas”34.
Mientras nuestro amor a El se vea reflejado en el servicio a nuestros
hermanos, todo, absolutamente todo, será para nuestro bien espiritual y esta
noche al abrazarnos fraternalmente podremos decir:
BIENVENIDO