JESÚS Y
LA MUJER.
Si hay alguien que debe estar agradecida del
autootorgamiento de Miguel en Urantia, es la mujer, ya que antes de su venida,
históricamente había sido relegada a menos que a un objeto, era simplemente la
hembra, cuya única misión era la procreación y el cuidado de la
prole.
“En los tiempos más remotos, las mujeres fueron
propiedad de la comunidad y la madre, dominio de la familia. Los caciques
primitivos fueron dueños de todas las tierras y propietarios de todas las
mujeres” 781.
Esta situación degradante para la mujer, con el correr
de los siglos fue empeorando, a tal punto que era común escuchar que era un ser
de cabello largo e ideas cortas y otros aun más audaces, pusieron en tela de
juicio, si la mujer tenía o no alma.
En este escenario social, es que Jesús en su séptimo y
último autootorgamiento decidió valorar a la mujer, de una vez y para siempre,
dignificando la maternidad a tal punto, que decidió nacer del vientre de una
mujer y conocer el amor materno. Amor que conservó y cuidó durante toda su vida
en la tierra, prueba de ello, es que aun cuando no estaba en sus planes el hacer
ningún tipo de milagros, ante la súplica de su madre en las bodas de Caná,
“los transformadores del poder, los seres intermedios y
todas las personalidades requeridas, se reunieron e hicieron posible que el agua
se transformara en vino.”1530
Esta, fue la primera, pero no la última ocasión en que
Jesús tuvo un gesto especial y delicado hacia la mujer. A riesgo de ser
criticado, no dudó en entablar un diálogo con Nalda la bella mujer samaritana y
pedirle agua del pozo a cambio del agua de la vida que él le daría, conversó
largamente y cuando ella le preguntó cuando vendría el Libertador, “Jesús no
titubeó y con sorprendente seguridad le contestó, Soy yo, el que te está hablando.
Fue la primera declaración directa y clara de su
naturaleza y filiación divina y esta declaración fue hecha a una mujer, a una
mujer samaritana de dudosa reputación” 1614.
Con Marta y
María, hermanas de Lázaro, también surgió una amistad muy linda, tanto así que
al saber la muerte de Lázaro, Jesús lloró y ante el dolor de estas dos
hermanas”1844
En otra ocasión, cuando María fue criticada por ungir el
cuerpo de Jesús con un ungüento muy caro, no titubeo en salir en su defensa
diciendo, esta mujer no será censurada por lo que ha hecho esta noche, más bien
yo os digo que en todas las eras por venir, donde quiera que se predique este
evangelio, en su memoria se relatará lo que ella ha
hecho.”1880.
Cuando todos querían apedrear a la mujer adútera, El no
la condenó.”1793 Consoló a una mujer anciana de cuerpo encorvado y expresón
triste”1836 y a la mujer siria le sanó a su hija”1734
No conforme con estas
maravillosas muestras de ternura y de amistad hacia la mujer, Jesús se atrevió a
hacer lo que nunca antes, ningún filósofo de la culta Griega, ni profeta, ni
maestro alguno había hecho, porque “de todas las acciones audaces de Jesús en
relación con su carrera terrenal, la más extraordinaria fue anunciada
súbitamente en la tarde del 16 de Enero, cuando dijo: Mañana seleccionaremos a
10 mujeres para trabajar en el ministerio del Reino, posteriormente se unieron
dos mujeres más, al grupo” y “Jesús autorizó a estas mujeres a que establecieran
su propia organización. Al seleccionarlas para enseñar el evangelio, fue
la proclamación de la emancipación, lo cual liberó a las mujeres de todos los
tiempos. Ya no podían, ni debían los hombres considerar a las mujeres
espiritualmente inferiores a ellos” 1679.
Desgraciadamente, este debido reconocimiento y este amor
demostrado por Jesús hacia la mujer, fue practicado sólo un corto tiempo después
de la partida del Maestro, porque posteriormente se volvió a las viejas
costumbres. Sin
embargo, a pesar que aun no se cumplen plenamente los deseos de Jesús, tenemos
que reconocer que la enseñanza cristiana ha ayudado a la mujer, a alcanzar un
sitial muy diferente, al que aun tiene otras latitudes, donde no reina el
cristianismo y hasta el día de hoy es encarnecida, sin el mas mínimo derecho a
su condición, no sólo de mujer, sino como ser humano.
“Como si todo este reconocimiento hacia la mujer no
fuese suficiente, Jesús después de su muerte, se apareció a un grupo de cinco
mujeres, ellas fueron las primeras en saber de su resurrección y a María
Magdalena le bastó escuchar su nombre para reconocer que ese hombre, era
Jesús” 2096.
Jesús, se comunicaba tan bien con la mujer, porque sabía
de su poder concebidor, sabía que el hombre para realizar sus planes, necesita
de esta fuerza femenina que lo secunde y fecunde, al igual que el artista
necesita de sus musas para su creación y las semillas precisan de la tierra para
poder germinar.
Jesús nos dio a las mujeres el espacio, el respeto y el
amor que merecemos como Mujer, sí, así con mayúscula, porque ser mujer no es
competir, ni querer igualarse al hombre, no es pretender usurpar sus espacios ni
sus derechos. Ser Mujer, es estar consciente de nuestra dignidad, en todos y en
cualquier rol que nos toque asumir.
Madres, concebidoras no sólo de cuerpos físicos, sino
también de esa fuerza y esa generosidad que tiene la Madre tierra cuando permite
que el trigo fructifique.
Esposa, guardiana del hogar, el cual sostiene y defiende
con su esfuerzo y sin medir sacrificio.
Hijas abnegadas que cuidan con esmero de sus
progenitores.
Amiga, dadora de empatía y comprensión.
Amante cariñosa, que dignifica con su amor la pasión y
el sexo que tantos han querido vilipendiar, quitándole su poder creador, tanto
en lo material, como en lo espiritual.
El mundo no podrá cambiar, mientras nosotras no nos
sintamos una parte integral de la Madre tierra y sepamos defenderla de todo lo
que hoy tiende a destruirla.
Ojalá, que lo expuesto en forma tan rudimentaria en
estas líneas, sirva para que los hombres aprendan a respetarnos, valorarnos y a
querernos más y que nosotras, al igual que lo hizo Nalda, le pidamos cada día a
Jesús, que nos dé de beber el agua viva de sus enseñanzas, para que seamos
capaces de regar con nuestro amor, muchos campos baldíos...
yolanda silva solano yosis282@gmail.com