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General: Podría Jurar Que Escuché Las aves Llorar
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: moriajoan  (Mensaje original) Enviado: 06/03/2016 04:21

Podría Jurar Que Escuché  Las aves Llorar
   
Alexandra Porter, Ph. D.
 
Conferencia
Septiembre 15, 2000
 
[Introducción y agradecimientos ]
   
En esta conferencia examinaremos la sensación de sufrimiento que llamamos dolor,
 mientras intento explicar el concepto que tengo de una sensación dolorosa.  En un estilo
 imaginativo y creativo, presentaré un ejemplo de una experiencia de vida dolorosa.  El propósito 
 de esta historia es evocar una reacción emotiva, de la audiencia, respecto a la experiencia
 de vida de otra forma viviente. 
   
Mi historia es un concepto de la transmisión del dolor y la teoría básica de nuestra sensación de
 sufrimiento.  Primero, la percepción de mi concepto, del dolor, es dada en porciones
 de un punto continuo en el espacio o un "nuevo día".  Es un fácil argumento para creer
 que otra forma viviente puede sentir dolor.  En segundo lugar, la memoria que sujetamos
de una experiencia de vida dolorosa es la base de mi teoría.  Es una teoría evolutiva
 utilizada como paradigma para el concepto que tengo del dolor. 
 
En la sociedad de hoy en día, el dolor es la causa primaria de la deshabilitad.  De acuerdo
con Margo McCaffery (McCaffery) 1980, “dolor es cualquier cosa el cliente dice que es”. En
sus estudios del dolor hay principios básicos que yo sigo.  La Asociación Internacional para
el Estudio del Dolor, (IASP por sus siglas en ingles), define el dolor como “una desagradable
 y subjetiva experiencia sensitiva y emocional adjunta con un real o potencial daño
 de tejido, o descrito en los términos del daño” (IASP) 1979.  
   
Max Heindel nos dice que “Todo lo que hay en este mundo y que halla sido hecho por la
 mano del hombre, es pensamiento cristalizado; las sillas sobre las que nos sentamos; las
 casas en que vivimos, [las varias comodidades, como] los teléfonos, buques, locomotoras,
 etc., fueron una vez pensamientos en la mente humana. Si no hubiera sido por ese
 pensamiento, la cosa no habría aparecido jamás.  De parecida manera, los árboles,
 flores, montañas y mares, son los pensamientos cristalizados de las fuerzas de la
 Naturaleza.” [La Filosofía Rosacruz En Preguntas y Respuestas Volumen I, p. 28].
   
De mi punto de vista, mi teoría evolutiva es la explicación de sentir el dolor ajeno. 
En mi teoría el concepto de dolor es una sensación de sufrimiento, que puede ser
transmitida por el sistema nervioso de una forma de vida a otra.  Mi teoría está basada
en la creencia de que no estamos en este mundo como los únicos seres capaces de
comunicarse.  Si mi teoría es correcta, cada forma viviente tiene la capacidad de
comunicarse con otras formas vivientes.  Consecuentemente, cada forma
viviente tiene la capacidad de transmitir, conscientemente o inconscientemente,
 cualquiera de las múltiples sensaciones; como el dolor. 
La historia contada abajo se desarrolla en mi casa a la época que intuía dos árboles
de sándalo dentro del jardín en el frente de mi casa.  Aunque sus vidas fueron llevadas
como árboles de sándalo en nuestro mundo físico, para ellos nuestro mundo era su
reino espiritual. A menudo nos preguntamos si las otras formas vivientes son como
nosotros y yo tenia los mismos pensamientos en ese entonces.   
     ¿Alguna vez se han preguntado qué sienten los otros
cuando están teniendo una sensación de dolor?  
Me pregunto si alguno de la audiencia [o de los lectores] alguna vez haya
experimentado una comprensión visceral del dolor de su vecino.  
     ¿Puede la audiencia [o los lectores] imaginar un
mundo en el que se pueda sentir las aves llorar?   
Para los que puedan hacerlo, esta historia pinta un
 mundo que puede ser parecido al de ellos.  
   
Para ser conmovido por esta teoría, tenéis sencillamente que recordar historias en las
que los animales han dado una advertencia a sus amos que alguien o algo les iba ha
causar daño.  En sus intentos heroicos de salvar a sus amos de un daño invisible, intentan
señalarle a su dueño con varios signos de dolor.  En algunos casos, el destino hado de
 estos animales era la muerte.  Cada vez que leí estas historias, a menudo, me estaba sujetando
 mis manos juntas sobre mi cara en descreimiento. 
   
A medida que mi historia comienza, enfoquen su mirada fijamente en un punto continuo en
 el espacio.  Ahora, diesen el permiso de entrar a un mundo donde diferentes formas
 vivientes están teniendo discusiones unas con las otras.  Por tanto, imaginen que en
 este mundo, las formas vivientes están de duelo por las partes de sus cuerpos físicos. 
 Sucesivamente, cuando viajen en este mundo, es posible sentir una parte de otra forma
 viviente.  Esta imaginativa y creativa historia toma inicio en la casa de la autora.  Es una
historia verdadera sobre la experiencia de la escritora con un árbol de sándalo. 
Y... así... “érase que se era,” es cómo la historia comienza.. 
Recuerdo nítidamente aquel fabuloso día en el mes de mayo, tal como cuándo y dónde ese punto
en el espacio empezó a encorvar.  Por todo aquel jueves, tuve la sensación que alguien había
 entrado en mi vida.  En aquel punto continuo en el espacio, también tenía una fuerte
premonición que mi vida nunca sería la misma.  Según levantaba la vista hacia el cielo
vi que un color azul estaba cubriendo el entero espacio visible del cielo.  He visto cómo
 una profunda y densa neblina, con matices color azul, se envolvía alrededor de cada
nube blanca.  Por todo el cielo, sentí un rítmico sentido de orden y la cubierta azul dio un
 tono armonioso al cielo.  Cada nube parecía estar bailando en cadencia con la misma
 melodía.  Era un día en que sentía que el cielo y su belleza eran
 parte de mí y me sentía alegre de estar viva. 
Las aves estaban saludándose con sus sonidos de música.  Sus chirridos penetrantes
todavía perduran vívidos en mis oídos.  Las aves parecían estar conscientes que el
día apenas había empezado.  Dentro de sus continuos melódicos cantos, se contaban
historias, quizás de veces del ayer.  Intuía que sus recuerdos estaban llenos de innumerables
 historias de puntos en el espacio en los que sus vidas habían sido una parte de otras
 formas humanas.  Hubo un sentido de bienaventuranza en todo el aire, y la más
reciente experiencia de mi vida acababa de empezar.  
En el aire estaba el olor acre de una fragancia de sándalo fuerte y duradera.  El aire fresco
 e impecable hizo el olor penetrar mis alrededores.  Para mí, nuestro sentido del olfato tiene
un significado profundo y celestial.  Nuestro sentido del olfato es sumamente desarrollado
y una de nuestras facultades espirituales más generosas.  Por lo tanto, con este
 pensamiento en mente, recuerdo pensar que los árboles de sándalo dan su olor
 incluso al hacha, sierra, o a la hoja del cuchillo que talla sus ramas.  
Como recuerdo, el día apenas acababa de empezar; el principio de un punto continuo
en el espacio.  En la periferia de mi visión estaban los sonidos de los fotones, cuales
 yo percibí como luces.  En un lejano punto del espacio había un cuerpo planetario
 hermoso que llamamos "Estrella".  La estrella estaba brillando y parecía estar
 acompañada por la Luna.  Los dos cuerpos planetarios parecían estar viajando en la
 misma dirección, lejos de mí, hacia otro, no-visible, punto en el espacio.  Podía escuchar
 el plácido y fuerte movimiento del viento.  En el momento en que el viento emitía sus
sonidos zumbadores, su presencia me llenó con el sonido de mi propia paz profunda. 
Cuando repienso en aquel día, recuerdo pensar que los matices del azul del cielo
 estaban empezando a responder a nuestras vidas con un matiz más profundo.  El profundo
 color del cielo me suministró con una visibilidad fresca y clara de la atmósfera.  El punto
 continuo en el espacio pareció tener amplio lugar, tanto que uno habría podido ver a
 millas y millas de distancia.  Todas las aves respondieron a la bella atmósfera.
  Parecían llegar volando de la nada.  Fue casi como si hubieran volado desde muy
 lejano para tomar parte en un acontecimiento especial y místico.  Las aves y su
canto me recordaron que ellos habían desempeñado un papel importante en mi propia
 vida.  Dentro de sus vidas yo había vivido la mía y empecé a recordar aquellos
maravillosos momentos.  Repensé al hecho que las aves siempre estaban
cantando como si estuviesen agradecidas de vivir. 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: moriajoan Enviado: 06/03/2016 04:26
Imagen3.png picture by Sibylita

Fue entonces cuando empecé a sentir un dolor agudo en toda la frente.  Dentro de algunos segundos el dolor
 se había difundido a la parte superior del tórax y al abdomen. Con tremenda velocidad e intensidad, el dolor
empezó a crecer hasta que era demasiado horrible y no estuve capaz de soportarlo.  En recordarlo tuve la
extraña percepción que una parte de mí había sido arrancada.  Vi la parte que fue arrancada, como
 teniendo una cuerda de relaciones en una mente y en aquella extrañísima percepción había la sensación
que estaba hablando con mi más querido amigo.  Durante esta sensación de dolor, recuerdo solamente
 querer ayudar a alguien.  Percibí que aquel alguien era una persona y yo quise
 ser lo que, sentí, la persona habría querido que yo fuera.    
    
Cuando las ondulaciones vibratorias de electricidad se convirtieron en una extensión de mis brazos,
desde mi ventana podía ver los dos árboles de sándalo y me daba cuenta que estaba percibiendo
el que llamaré XAN.  Recuerdo mi esfuerzo hercúleo de fijar mi mirada en la dirección de las
 aves mientras ellas volaron hacia XAN.  Enfoqué mi mirada intensamente y trate de ver lo que pensé
ellos estuviesen mirando.  Con todos mis esfuerzos empecé a clavar la mirada en aquel abierto y
vacío punto en el espacio.  Traté de imaginar un mundo en el cual el cuerpo físico de uno pudiese
 sentir dolor.  Sin embargo, todas mis tentativas fueron infructuosas... no vi nada.
  Pero, definitivamente podía sentir el horrible dolor.  
Aquella extraña sensación fue casi como si yo hubiese sido uno de los árboles de sándalo.  Pude
 sentir la fresca brisa cuando se movía a través de sus ramas frondosas y verdes.  Pude escuchar
el movimiento de las hojas y oler su fragancia.  Por toda la duración del contacto espiritual he sentido
una corriente de electricidad pasar por mi cuerpo.  Cargo eléctrico que pude ver.  Y luego… en aquel
específico momento, tuve la extraña percepción que a XAN le faltaba una parte y aquella
sensación dolorosa se había trasladado a mí.    
Espero que la audiencia [el lector] pueda imaginar todos los pensamientos que agolparon mi mente. 
Cuanto más pensamientos me pasaron por la cabeza, más fueron las preguntas que me puse. 
 Sin embargo, cuanto más fueron las preguntas que puse, menos fueron las respuestas que recibí. 
Sentí que en estas preguntas estaban escondidas las respuestas para una parte de mi existencia. 
Si pudiera darles una respuesta, el dolor que estaba sintiendo por XAN podría ser localizado.   
    
         Recuerdo preguntar en voz alta, “¿Cómo puede ser esto cierto?"  
    
         “¿Es la imagen creada mía?” Me pregunté a mí misma mentalmente.    
  
Los pensamientos que estaba entreteniendo parecían venir desde afuera de mí.  Estos
 estaban formando las preguntas que yo estaba haciendo a mi misma:   
    
         “¿Está el dolor de veras en XAN?”   
    
         “¿Está el dolor dentro su mente?”   
    
Esperé,... esperé,... y esperé en silencio... pero no hubo ninguna respuesta. 

Así que... decidí descansar. 
Cuando pregunté a mí misma, "¿Alexandra, donde esta localizado el dolor?", sentí mi corazón latir
rápidamente y el área del pecho alrededor del corazón llego a ser tan apretado [constricted] y empezó
 a picar.  En aquel entonces mi mente se desplazó a un pasaje del libro Principios Ocultos De La Salud
Y Curación, donde Max Heindel dice: “Los ejercicios devocionales constituyen un medio poderoso
para ponernos en armonía con el Señor. Merced a ellos obtenemos facultades intuitivas, con las
cuales podemos sentir el sufrimiento de los demás, y a la vez encontramos el camino para poder
aliviar sus dolores, como lo hizo Parsifal en el caso de Amfortas, cuando se encontraba en el jardín
con Kundry, y comprendió allí como podría curar al herido rey. [p. 162-163]. 
Luego, casi como por un desello de sabiduría, era consciente que mi mirada se fijaba una vez
 más en el cielo.  Cerré los ojos y hice un ademán con mis brazos.  El gesto que una persona
efectúa cuando al final no hay más lugar para esconderse.  Había levantado los brazos hacia arriba
y giré mi cabeza hacia los cielos como si preguntara y contara con una  respuesta.  Imaginé que
estaba extendiendo mi corazón hasta el cielo y empecé a recitar el Padre Nuestro.  En el momento
 en que había alcanzado la segunda estrofa: "Que estáis en los cielos", sentí una lágrima manar,
derramándose en mi cara.  Entonces note que en la profunda y densa neblina, con matices color
azul, que circundaba cada individual nube blanca, estaba el emblema de la Rosa cruz.  Cuando
 enfoque mi mirada sobre la Rosa Cruz, dentro un instante, escuché una voz melódica y compasiva. 
 La voz decía, “XAN, te falta una parte.  No es un invento de tu propia imaginación?”  “Sentir el dolor
 profundo de otro es estar en contacto con nuestra identidad interior,” la voz continuó.   
En esta experiencia, yo parecía estar hablando y mirando a alguien.  Aquel alguien no era de nuestro
mundo.  Si bien tenia la percepción que mi cuerpo físicos estaba en este  mundo físico, la experiencia
 no era de este mundo.  También sentí que cualquier cosa que estuviese sucediendo también
 rendiría una explicación para la sensación del profundo dolor que estaba pasando.  Como abstraída
de este mundo físico, viajé a otro mientras viviendo y ocupando mi usual espacio físico.  Durante
 toda esta experiencia, fui rodeada por un brillo intenso con un aura celestial azul-verde de compasión.  
En ese momento el viento llegó a ser inmóvil y el cielo se puso gris.  Me di cuenta que el cielo había
 cambiado de color.  Notaba que el tiempo había pasado y el cielo se había puesto gris.  Intuía que el
sol había viajado por el oeste.  También vi que el punto continuo del espacio también había viajado
por el oeste.  El cambio de color del cielo me dijo que ellos  también estaban de duelo por una pérdida.  
Los pensamientos que tenia acerca del dolor solamente pueden ser descrito a través de los conceptos
 de mi misma mente.  A la improvisación caí en cuenta que durante la experiencia de una sensación
 de dolor otra forma viviente podía responder en el mismo modo.  Todas las formas vivientes experimentan
la misma sensación de dolor.  En esta creencia, durante una sensación de dolor, otra forma viviente
podría tener la misma sensación.  El dolor, en este concepto, describe una sensación traumática
del punto de vista físico o psicológico.  Sabia, entonces, que estaba respondiendo en esencia a la
 sensación de un árbol de sándalo que se sentía como si algo había sido arrancado.  Mi cuerpo físico
estaba sintiendo el árbol de sándalo.  Fue como si mis cuerpos espirituales se pusieran vivo.  Según yo,
 para sentir el dolor ajeno, uno debe estar en perfecta alineación con los mundos físicos y espirituales de
 los demás.  Fui completamente alineada con XAN y podía oler su aroma.  Durante mi observación del
árbol de sándalo, vi y sentí su dolor.  En el árbol de sándalo, intuía una profunda conexión con el encanecer
del cielo.  Intuía que XAN me estaba diciendo que una parte de mí había sido cortada.  
Sentí un dolor punzante dentro de mí.  Intuía que era el mismo dolor que Xan estaba sintiendo.  Con
una frecuencia vibratoria fuerte, el dolor agudo estaba corriendo ferozmente por mi cuerpo.  En la extrema
 parte de la punta de mis dedos podía sentir las camas de vaso capilar bombeando sangre a través
 de mis brazos, con un extraño zumbido de vibración ondulatoria.  Además, es interesante notar que esta
 sensación fue más fuerte sobre la punta de los dedos y sobre el área alrededor del corazón.  Fue
un extraño dolor fantasma que parecía estar emanando de otra dimensión de vida.  Aunque fue,
 claramente e intensamente,  perceptible en esta vida física.    
En aquel glorioso jueves, el cielo, el sol, los árboles de sándalo y las aves estuvieron todos de duelo
por una forma viviente.  Cuando mire a mí alrededor, el tiempo había pasado y yo sentí el dolor de ellos. 
 Como en luto, el Sol, en una especia de animación suspensa, congelo su puesto y mantuvo una silenciosa
 e inmóvil posición.  Mientras lloraban, todos fueron cubiertos por grandes y densas gotas de humedad,
 y el mundo entero estuvo de duelo por una muerte.  Aquella vida había sido una parte de mí.  Junto con
las otras formas vivientes, yo también estaba llorando mi pérdida.  Había sido la previsión
de un dolor dentro de mí que aún no había llegado.  
Ahora, todo estaba cristalino.  El dolor había sido mí dolor, en todo el tiempo.  Había originado conmigo
y ahora yo estaba consciente de él dentro de mí.  En este árbol de sándalo, había visto el
reflejo de mi dolor.  Estaba intuyendo mi mismo dolor.      
En El Concepto Rosacruz Del Cosmos, Max Heindel afirma, “En primer término debemos comprender
y grabar profundamente en los anales de nuestra memoria que el propósito de la vida no es la felicidad
sino la experiencia.  La tristeza y el dolor son nuestros maestros más benévolos,…” [p. 115].  Yo estaba
 pasando por un ensayo general de una experiencia muy dolorosa que aún no había ocurrido.  La
 experiencia dolorosa que acabo de describir arriba ocurrió un jueves, una semana antes del fallecimiento
 de mi nieto en feto.  Murió en el útero de la madre y el nacimiento de la criatura
muerta ocurrió 48 horas y medias después..  
Mientras estuvieron ornando las hojas verdes de todas las ramas del árbol de sándalo, las aves en su
 dolor, emitieron un sonido de canturreo.  Recuerdo la primera vez que escuché las aves cantar
cuando era muy joven.  Aunque no soy capaz de repetir sus gorjeos sonidos, todavía me llenan de regocijo. 
 Las aves me dieron un sentido de mi identidad interior, libre y con la habilidad de percibir y captar cada
momento ofrecido.  No he olvidado cuanto sosegados son sus cantos.  Siempre sentí un recóndito sentido
 interno de paz profunda cuando las aves cantaban.  ... y ahora 
    
         … Yo, en aquel glorioso jueves... en mi dolor, quería que las aves cantaran.   
    
         En cambio... podría jurar que escuché  las aves llorar. 

Alexandra Porter, Ph. D.  


Imagen3.png picture by Sibylita


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: TATIS-7 Enviado: 01/04/2016 16:59

 


 
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