Cuando tomamos conciencia de la magnitud del
universo, solemos sentirnos infinitamente pequeños, pues es mucho más lo que
desconocemos, que lo que podemos vislumbrar. Es cierto que a medida que aumentan
los conocimientos científicos y técnicos de que disponen los astrónomos, se van
ampliando y a la vez descubriendo los misterios que él encierra, pero las partes
oscuras del universo siguen siendo del orden del 90% y por lo mismo el ser
humano se ufana por conocer más y emplea grandes sumas de dinero en la
investigación de nuevos mundos y es natural que así sea, porque “la curiosidad,
el espíritu de investigación, el instinto de descubrimiento, el impulso a la
exploración, es parte de la dote divina e innata de las criaturas evolutivas del
espacio” 160.
Pero por mucho que el ser humano se esfuerce, tenemos
que reconocer que "la inmensidad de la vasta creación del Padre Universal, está
totalmente más allá del entendimiento de la imaginación finita. Sin embargo
podemos conocer algo de su organización física y de su maravillosa
administración, podemos aprender mucho acerca de los diversos grupos de seres
inteligentes que habitan los siete universos del tiempo y del Universo Central
de la Eternidad"128
Pertenecemos a un universo lleno de
planetas habitados, formas de vida en proceso evolutivo, civilizaciones en
varias etapas de desarrollo, esferas celestiales y personalidades espirituales
“que no habitan en el espacio nebuloso, ni moran en mundos etéreos, sino que
están domiciliados en esferas reales de naturaleza material, mundos tan reales como los que habitan
los mortales” 154 Claro que
con condiciones de vida muy diferente a las nuestras. Tanto, que existen mundos
en donde sus habitantes no necesitan de la respiración para
vivir.
En las
exploraciones que se hacen tanto a la Luna como a Marte, se pretende encontrar
vida similar a la nuestra, olvidando que puede haber vida, pero que ella no
tiene por qué ser similar a la nuestra.
Muchas veces, por tratar de
indagar el macrocosmos y sus misterios, nos olvidamos que para nuestra evolución
espiritual, lo más importante es reconocer el microcomos que es nuestro cuerpo
físico, nuestra mente y nuestra alma, porque es a través de ellos, que algún día
tendremos acceso a lo que hay Más Allá de nuestras limitaciones
humanas.
yolanda silva solanoyosis282@gmail.com