El éxito para que nos sea efímero,
debe tener cimientos firmes, intelectuales y morales para que su carácter tenga
la fuerza necesaria para aguantar adecuadamente las tentaciones que surgen en el
camino hacia él. Cuando el éxito va unido al poder económico, es muy fácil el
olvidar los principios morales y espirituales, porque la ambición es un monstruo
que pide siempre más sin pensar en las consecuencias, ni a quien puede devorar.
“Jesús advirtió contra la codicia, declarando que la felicidad de un hombre no
consiste en la abundancia de posesiones materiales.”1581
A nivel mundial
la corrupción nos demuestra que no es fácil el “dejarse conquistar por el mal,
en vez de conquistar el mal con el bien. La ambición enérgica, el juicio
inteligente y la sabiduría madura, son esenciales para el éxito material”1739
Cuando tomamos conciencia que la riqueza no tiene por qué ser considerada como
un impedimento para ser espiritual, sino como un medio para un fin loable,
nuestra percepción y nuestra conducta cambia, pues “la cultura jamás se ha
desarrollado bajo condiciones de pobreza; el tiempo libre es esencial para el
progreso de la civilización. Un individuo puede adquirir un carácter pletórico
de valores morales y espirituales en ausencia de la riqueza material, pero una
civilización cultural tan sólo se deriva de aquellas condiciones de prosperidad
material que fomentan el tiempo libre combinado con la
ambición.”999
“ El
hombre no puede jamás decidir sabiamente sobre los asuntos temporales, ni
trascender el egoísmo de los intereses personales, a menos que medite en
presencia de la soberanía de Dios y tome en cuenta las realidades de los
significados divinos y de los valores espirituales. Las necesidades económicas
atan al hombre a la realidad, y la experiencia religiosa personal lleva a ese
mismo hombre, a enfrentarse con las realidades eternas de una ciudadanía cósmica
en constante expansión y progreso.1093
“Mientras os
dedicáis a la obtención de las realidades eternas, debéis también disponer para
las necesidades de la vida temporal. Aunque el espíritu sea nuestra meta, la
carne es un hecho. Ocasionalmente, puede que lo necesario para vivir caiga en
nuestras manos por casualidad, pero en general, debemos trabajar con
inteligencia para conseguirlo. Los dos problemas principales de la vida son:
ganarse la vida temporal y obtener la supervivencia eterna. Aun el problema de
ganarse la vida necesita de la religión para su solución ideal. Estos dos
problemas son altamente personales. La verdadera religión, de hecho, no funciona
separada del individuo.”1779