Las puertas de la eternidad,se abren tan sólo en respuesta a la
libre elección de los hijos dotados de libre albedrío.
Libro de Urantia. Pág.71
El Libro
de Urantia, no es una religión ni nunca lo será, porque proclama “una religión
que no es religión según el significado de hoy de esta palabra, una religión que
apela principalmente al espíritu divino de mi Padre que reside en la mente del
hombre; una religión que derivará su autoridad de los frutos de su aceptación,
que tan certeramente aparecerán en la experiencia personal de todos los que real
y verdaderamente se vuelvan creyentes de las verdades de esta comunión
espiritual más elevada».1730
El mundo
está como lo vemos, porque las diferentes religiones, siendo buenas en sus
principios, se han quedado en ellos, en los dogmas y ritos comunitarios y se han
olvidado que la verdadera religión es un camino de evolución personal, en donde
el conocer ni el saber tienen gran importancia, pues para cambiar los paradigmas
actuales hay que emprender una nueva revolución cultural que tenga por norte los
valores morales y la sensiblidad social, como para que “los fuertes no opriman a
los débiles”999
Esta es
una revolución espiritual silenciosa, que debe de nacer y vivir en el corazón de
cada ser humano que se considere hijo de Dios y que sea capaz de encontrar la
verdad, donde quiera que lo lleve su espíritu, porque “en realidad, cada ser
humano define la religión en términos de su propia interpretación experiencial
de los impulsos divinos que emanan del espíritu de Dios que en él reside, y por
lo tanto esta interpretación debe ser única y totalmente distinta de la
filosofía religiosa de todos los demás seres humanos.”1129
Tengamos
en cuenta que “no se puede forzar a ninguna criatura personal, a emprender la
aventura eterna, las puertas de la eternidad,se abren tan sólo en respuesta a la
libre elección de los hijos dotados de libre albedrío.”71
Valoremos
en todo lo que vale y en lo mucho que se necesita, que nosotros líderemos esta
Buena Nueva sin coerción alguna, nuestras armas deben ser la empatía, el amor y
sobre todo la consecuencia en todos nuestros actos de lo que decimos creer y lo
que hacemos.