La mayoría de
las religiones creen en un sólo Dios, sin embargo si el mundo está como lo
vemos, es porque en la práctica, la gran mayoría de nosotros decimos creer
en Dios, pero en verdad no lo hacemos, no somos monoteístas, sino que por el
contrario, tenemos muchos otros dioses que merecen nuestra atención y nos hacen
olvidar a nuestro Padre. “El hombre puede acercarse a Dios y puede abandonar
repentinamente la voluntad divina mientras tenga la facultad de
elegir.”64
De todos estos dioses particulares, el que más nos
domina y a quien rendimos mayor pleitesía, es nuestro Ego, esa parte inferior de
nuestra personalidad que nubla nuestra conciencia superior y que nos obliga a
pensar en nosotros en forma Ego-ista, interesándonos solamente por nosotros
mismos e ignorando a los otros.
Practicamos la idolatría cuando somos Ego-latras y
nos adoramos a nosotros mismos, cuando
sólo nuestra opinión es válida y menospreciamos a los demás. Somos Ego-céntrico,
porque creemos que el universo gira en torno a nuestra persona, por tanto
merecemos la prioridad en todo. Mientras nos dejemos manejar por estos egos, no
podemos tener ni seguridad ni coherencia porque no pertenecen a la esencia de la
guía de nuestro Espíritu residente.
Si analizamos a conciencia estos conceptos, nos
daremos cuenta que estos tres Egos, son los dioses que en este momento están
dominando al mundo y es a ellos a quienes la humanidad entera, incluyéndonos
nosotros, les rendimos pleitesía. Jesús
nos advirtió que no se podía servir a dos señores y desgraciadamente, cada uno
ha escogido su propio ego y sigue sus mandatos, olvidando que “de todos los
peligros que acechan la espiritualidad, el orgullo es el peor, porque el
egocentrismo es vanaglorioso y
suicida.”1223
El ego en si mismo, no es bueno ni malo, todo
depende de como lo manejemos “debemos hacer que nuestra luz brille, pero debemos
hacerlo con sabiduría y discresión.”1691
yolanda silva solano yosis282@gmail.com