El destino de la eternidad está determinado de
momento a momento, por los logros del vivir día a día.
Libro de Urantia. Pág.557
“Un Hijo creador de Dios,
se ha vuelto uno de vosotros, es vuestro hermano mayor, de hecho en espíritu os
volvéis verdaderamente emparentados con Cristo, el victorioso Miguel, entonces
en espíritu también debéis ser hijos de ese Padre que vosotros tenéis en común,
aun del Padre Universal de todos” 448,
por lo tanto no es una utopía cuando se nos pide: “Sed perfectos así como
Yo soy perfecto. El Padre se ha otorgado
a sí mismo, ha colocado dentro de vosotros su espíritu, por lo tanto exige
perfección última de vosotros” 449.
Tenemos todas las herramientas necesarias para nuestra evolución y
nuestro Ajustador está ansioso por ayudarnos y enseñarnos a usarlas, pero una
vez más, recordemos que la evolución es un camino absolutamente personal y que
necesita de nuestra parte volitiva. Para
poder evolucionar, necesitamos de varios elementos básicos: voluntad,
motivación, comprensión y práctica. Lo
importante no está en los grandes eventos sino en la realidad de cada minuto,
“el destino de la eternidad está determinado de momento a momento, por los
logros del vivir día a día. Las acciones
de hoy son el destino de mañana” 557.
El trabajo espiritual
consiste en quinta esenciar lo corriente, es decir ir más allá de las
apariencias y buscar el significado a todo lo que nos ocurre, darnos cuenta del
por qué y del cómo, no para quejarnos sino para ser capaces de vivenciar nuestra
vida y aprender a aprovecharla para nuestra evolución. Muchas veces, ponemos como excusa nuestra
falta de tiempo para ser espirituales, olvidando que la verdadera espiritualidad
está en el quehacer cotidiano, es en medio de él, que debemos recordar nuestra
filiación divina, y ser consecuente de este privilegio e imitar el ejemplo que
Jesús nos dejó.
Cada vez que tengamos dudas de que hacer, de cómo actuar frente a nuestros
semejantes, hagamos silencio en nuestra alma y con el corazón muy abierto
preguntémonos ¿ Qué haría Jesús si
estuviera en mi lugar.? Recodemos a este
Jesús, que quiso ser uno de nosotros, para poder señalarnos el camino hacia el
Padre el cual no es fácil, pero que también está lleno de recompensas porque
“una de las características más sorprendente de la vida espiritual, es esa paz
dinámica y sublime, esa paz que trasciende toda comprensión humana, esa calma
cósmica que simboliza la ausencia de toda duda y confusión. Tales niveles de estabilidad espiritual son
inmunes a cualquier decepción “1101 y merecen de todo nuestro esfuerzo por
alcanzarla y qgradecer así el inmenso amor que nos prodiga nuestro Padre del
cielo, presente en nuestra mente gracias a nuestro Espíritu
residente.
yolanda silva solano yosis282@gamil.com