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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: yosis  (Mensaje original) Enviado: 24/08/2016 12:41
 
 
 

 

 

El hombre no debe culpar a Dios por sus aflicciones ya que son el resultado natural de la vida que elige vivir.

 

Libro de Urantia. Pág. 1661

 

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Un hombre que había sufrido muchos años de depresión y enfermedades graves de su mente atribulada, se regocijó al escuchar las palabras de Jesús y levantándose de su lecho salió caminando.  Este pobre hombre esperó todos esos años que viniera alguien a ayudarlo, su sensación de inutilidad era tal que no se le había ocurrido ni una vez, ayudarse a sí mismo, lo cual debería haber hecho desde el comienzo para poder curarse”. 1650

 Cuantas veces, nosotros actuamos igual que este hombre enfermo, nos sumimos en nuestras quejas por lo que nos está pasando y culpamos a la sociedad que está en decadencia, al gobierno porque sus leyes son ineficaces, a nuestros padres porque con su educación nos traumaron, a los hijos porque no nos atienden como debieran, a los vecinos porque  son poco colaboradores,  a la mala suerte y así suma y sigue hasta que por último culpamos a Dios de estar castigándonos injustamente y no titubeamos en decirle: Señor ¿ por qué a mi ?.

 

 Ponemos así la causa de nuestros problemas fuera y por eso, lo único que se nos ocurre es quejarnos, en espera que algo extraordinario pase o que alguien nos escuche y nos dé la solución, pero como la mayoría de los seres humanos está en las mismas condiciones, nuestras quejas no son escuchadas y con ello nuestro corazón se va endureciendo y nos vamos cerrando a la única solución posible que es la autoayuda, el buscar no afuera, sino dentro de nosotros la causa del problema y la solución del mismo, porque todo cambio es positivo si es consciente.

 

“El hombre no debe culpar a Dios por sus aflicciones ya que son el resultado natural de la vida que elige vivir, tampoco el hombre debe quejarse de esas experiencias que son parte de la vida tal como se vive en este mundo”. 1661

 

Si en nuestros momentos de aflicción, en vez de quejarnos, tomáramos contacto con nuestro Espíritu residente y recordáramos que somos hijos de Dios, y que como a tales Él nos ama, nuestra actitud sería diferente porque “cuando las almas afligidas buscan sinceramente a Dios, hambrientas de verdad, sedientas de justicia, nada puede retenerlas en su cautiverio.  Sea cual fuere el abismo en el cual puedan haber caído.  Cuando buscan la luz con todo su corazón, el espíritu del Señor Dios del cielo, las liberará de su cautiverio, las circunstancias de la vida serán arrojadas a la tierra firme de las nuevas oportunidades, para un servicio renovado y una vida más sabia”. 1428

 

Dios solucionará nuestros problemas sólo en la medida que nosotros busquemos la luz con todo nuestro corazón.  Debemos pues, hacernos responsables de nuestra vida y ser los arquitectos de nuestro propio destino, porque si estamos unidos al Padre, podemos tener la certeza que las circunstancias malignas de la vida se transformaran en nuevas oportunidades, porque “es la voluntad del Padre que el hombre mortal trabaje con perseverancia y firmemente hacia el mejoramiento de su condición en la tierra”. 1661

 

yolanda silva solano !cid_886D03CD7E964019990DDA8D2BF43827@Negritoyosis282@gmail.com



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