NEBULOSA PN M2-9
¡Qué maravilla de toma celeste!
Y pensar que, allende nuestra eternidad, estamos destinados a regir un planeta, una constelación o quizás una nebulosa cuando crezcamos en Verdad, en Amor y en Humildad y nos hayamos vencido de manera absoluta. ¡Cuán gigantesco e inimaginable, profundo e infinito es el destino del ahora y todavía muy imperfecto hombre!
Hay un poema titulado “When Earth’s Last Picture is Painted” (Cuando se Pinte la Última Imagen de la Tierra) que el escritor británico Rudyard Kipling lo compuso a los 27 años de edad y que siempre lo tengo como impronta en mi alma. Una paráfrasis a una parte del mismo tuvimos la osadía de ensayar en el prólogo al libro Humano Omega:
‘Cuando los colores primordiales, agostados en el colofón de los tiempos, y matizada la acuarela conclusiva de esta universal aventura, los testigos y actores dinámicos del drama sideral yaceremos durante eones amparados en la fe, hasta que la Voluntad Innombrable acicatee la experiencia divina hacia otras dimensiones ignotas. Y bondadosos obreros celestiales, reposados en áureos bancos siderales, tornarán a humedecer sus mágicos pinceles emanados de melenas estelares, para fértilmente imaginar el paisaje cósmico, cual obedientes y conspicuos Hacedores del recurrente Paradigma del que ES...’
¿Acaso este mini universo que nos enseña esa fantástica fotografía tomada por el Telescopio Espacial Hubble de la nebulosa Twin Jet o de Chorros Gemelos, abarque inimaginable y mirífica evolución que encierran los manantiales de Vida titánica e impensable que allí se desarrollaría y que, cual alas de mariposa sideral se extienden a cada lado del iridiscente corazón central agonizante y cuya faena milenaria debe haber enaltecido reverente, por eones, la omnisciente munificencia del Espíritu Universal?
A saber quién, si por seguro ésa sea una de las obras que, de consuno con la infinita Obra, fue encargada a las Deidades Luminosas que Kipling imaginó tras una Noche Cósmica y que constituyen órganos articulados estelares que se transforman y expanden vertiginosos por milenios dentro de ese imponderable Cuerpo Colectivo Cósmico, cuya Esencia y Presencia se enseñorea silente como Tríada Santísima en todos los pequeños corazones de los hombres.
José Mejía
05-06-2016