El mundo ofrece imágenes cambiantes de fama y fortuna. Mas mi base es la naturaleza eterna del Espíritu en mí. Aunque las condiciones a mi alrededor varíen entre caóticas y emocionantes, yo mantengo mi atención enfocada en la sabiduría, el amor y la paz de Dios. La fe es la base de mi vida.
En vez de ser influenciado por condiciones externas, afirmo en silencio: Yo soy sabiduría; yo soy amor; yo soy paz. Esta confianza es mucho más que actuar de manera sabia, amorosa o pacífica sólo en un momento dado.
Soy la esencia misma de Dios y alineo mi pensamiento con esta realidad. Sobre la base firme de la Verdad, miro hacia el futuro con visión espiritual, sabiendo que mi fe me apoya a lo largo del camino.
Y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca.—Mateo 7:25