La disciplina debe ser mantenida, la justicia debe ser
administrada, pero en todos los asuntos, debe prevalecer la sabiduría de la
hermandad.
Libro de Urantia. Pág.1764
La
imagen de la justicia la suelen poner con los ojos vendados, pero es un gran
error porque ella debe ser impartida en forma consciente y responsable sin
diferenciar a las personas, bajo ningún
aspecto.
“Aunque es totalmente
verdad que aquel que contempla y hace el mal no puede derivar bien del mal, es
igualmente verdad que todas las cosas, incluyendo el mal potencial o manifiesto,
cooperan para el bien de todos los seres que conocen a Dios, aman hacer su
voluntad y están ascendiendo hacia el Paraíso de acuerdo con su plan eterno y
propósito divino” 616.
Una ofensa, una
tribulación, puede convertirse en un escalón hacia la verdad y la sabiduría, si
con la ayuda de nuestro Espíritu, la reciclamos en perdón y aceptación a la
voluntad divina.
“Jesús enseñó los peligros e ilustró
la injusticia de presumir juzgar a los semejantes. La disciplina debe ser mantenida, la justicia
debe ser administrada, pero en todos los asuntos, debe prevalecer la sabiduría
de la hermandad. Jesús impartió la
autoridad legislativa y judicial del grupo, no la del individuo. Aun esta autoridad del grupo no debe ser
ejercida como autoridad personal.
Siempre existe el peligro que la decisión de un individuo sea
distorsionada por el prejuicio o la pasión.
El juicio del grupo puede prevenir más fácilmente los peligros y eliminar
las injusticias de la opinión personal. Jesús trató siempre de minimizar los
elementos de la injusticia, la venganza y la represalia” 1764 .
“No dejó nunca de advertir a sus discípulos contra la práctica
malvada de la represalia, no permitía la venganza, ni la idea de
desquitarse. Deploraba el rencor y
desaprobaba todo concepto de venganza privada y personal, prefería asignar estos
asuntos al gobierno civil por una parte, y al juicio de Dios por la otra. Sus enseñanzas se referían al individuo y no
al estado” 1580.
yolanda silva solano yosis282@gmail.com