El ser identificado con el pecado, instantáneamente se vuelve como
si no hubiese existido.
No hay ninguna resurrección de este destino, es perdurable y sempiterno,
es como si su identidad nunca hubiese sido.
Libro de Urantia. Pág.37
Se denomina pecado a todo aquello que se aparta de lo recto y
justo, o que falta a lo que es debido, es una transgresión voluntaria y con
plena conciencia de lo se hace, sin duda “hay muchas maneras de
considerar el pecado; pero desde el punto de vista filosófico del universo, el
pecado es la actitud de una personalidad que deliberadamente resiste la realidad
cósmica. Se puede considerar el error como un concepto erróneo o una deformación
de la realidad. La maldad es una realización parcial de las realidades del
universo o una falta de adaptación a ellas. Pero el pecado es una resistencia
intencional a la realidad divina y optar conscientemente oponerse al progreso
espiritual. En tanto que la iniquidad consiste en desafiar abierta y
persistentemente la realidad reconocida y supone tal grado de desintegración de
la personalidad que raya en la locura cósmica. Cuando se opta tantas veces por el pecado y se lo repite tan a menudo, éste
puede convertirse en hábito. Los pecadores habituales pueden volverse fácilmente
inicuos, rebeldes incondicionales contra el universo y todas sus realidades
divinas. Bien que se puede perdonar toda clase de pecado, dudamos que el inicuo
empedernido jamás sienta arrepentimiento por sus fechorías o acepte el perdón de
sus pecados.”755
“Cuando
el hombre mortal, rechaza finalmente la supervivencia y espiritualmente está en
bancarrota, sobreviene la muerte del alma y cuando esto sucede, los gobernantes
de Orvontón ordenan
la liberación inmediata del Ajustador. Este tipo de muerte es
final en su significación, aun cuando la vida física continúe en su
plenitud. Desde el
punto de vista cósmico, este mortal ya está muerto. El Ajustador que haya
partido no vuelve jamás a la tierra, con el ser en el cual residiera” 1230.
“El
resultado final del pecado a sabiendas, es la aniquilación. En último análisis,
tales individuos identificados con el pecado, se destruyen a sí mismos, al
tornarse completamente irreales por su identificación con la iniquidad. Sin embargo, la
desaparición de hecho de tales criaturas, siempre se posterga hasta que se haya
cumplido plenamente con los requisitos vigentes de la justicia en ese universo,
en Urantia ocurre al final de una dispensación planetaria. Cuando la sentencia
finalmente se confirma, el ser identificado con el pecado, instantáneamente se
vuelve como si no hubiese existido. No hay ninguna
resurrección de este destino, es perdurable y sempiterno, es como si su
identidad nunca hubiese sido”37
Con
esto se comprueba que no es posible mofarse de Dios porque lo que el hombre
siembra, tarde o temprano eso también cosecha.
yolanda
silva solano yosis282@gmail.com