Cuando
perdonas a tus hermanos, creas en tu alma la capacidad para recibir la realidad
del perdón de Dios por tus errores.
Libro de
Urantia. Pág.1861.
“El Padre celestial no es un Padre tontamente
indulgente, condescendiente y débil siempre listo a condonar el pecado y
perdonar la imprudencia. Jesús advirtió
a sus oyentes que no aplicaran erróneamente sus comparaciones entre la relación
de padre e hijo, para que no interpretaran a Dios, como uno de esos padres
excesivamente condescendientes y poco sabios que conspiran con los tontos de la
tierra, para ocultar la ruina moral de sus hijos imprudentes, con lo que
contribuyen en forma cierta y directa a la desmoralización temprana de sus
propios vástagos. Jesús dijo: mi Padre
no condona indulgentemente esos actos y prácticas de sus hijos autodestructivos
y suicidas para todo crecimiento moral y progreso espiritual. Esas prácticas pecaminosas son una
abominación ante Dios” 1653.
Debemos tener en cuenta estos consejos, para no
ser padres condescendientes, ni madres sobrepotrectoras y abonadoras de los
errores de los hijos.
“Jesús enseñó que el pecado no es hijo de una naturaleza
defectuosa, sino más bien, es descendiente de una mente conocedora, pero
dominada por una voluntad rebelde. Sobre
el pecado enseñó que Dios ha perdonado y podemos disponer personalmente de ese
perdón mediante el acto de perdonar a nuestros semejantes. Cuando perdonas a tus hermanos, creas en tu
alma la capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios por tus
errores”1861. “Si un hombre reconoce el
camino del mal y se arrepiente sinceramente del pecado, entonces, podrá buscar
el perdón. Cuando te encuentres en el
error no titubees en confesar tu error y se presto en enmendarlo”
1453.
“Dios ama al pecador y odia
al pecado, esta declaración filosófica es cierta, pero Dios es una personalidad
trascendente, sólo las personas pueden amar y odiar a otras personas. El pecado no es una persona. Dios ama al pecador porque es una realidad de
una personalidad potencialmente eterna, mientras que hacia el pecado, Dios no
asume ninguna actitud personal, porque el pecado no es una realidad espiritual,
no es personal, por lo tanto sólo la justicia de Dios, toma conocimiento de su
existencia. El amor de Dios salva al
pecador, la ley de Dios, destruye el pecado.”
“Esta actitud de la
naturaleza divina, aparentemente cambiaría si el pecador se identificara final y
plenamente con el pecado, de la misma forma que una mente mortal puede
identificarse plenamente con su Ajustador residente. Ese mortal identificado con el pecado, se
volvería entonces completamente carente de espiritualidad en su naturaleza y por
tanto, personalmente irreal y experimentaría eventualmente la extinción de su
ser.”41
“La misericordia requiere que cada malhechor
tenga suficiente tiempo para formular una actitud deliberada y plenamente
elegida respecto de sus pensamientos malignos y de sus acciones pecaminosas”
617.
Perdonemos de corazón y olvidemos la ofensa si
queremos también ser perdonados nosotros.
yolanda silva solano yosis282@gmail.com