Cuando dejo ir y dejo a Dios actuar, establezco un nuevo comienzo. Si me cuesta salir de mi zona de confort, oro para avivar mi confianza en Dios y en mí.
Libero todo aquello que pueda evitar que experimente una nueva vida de gozo y satisfacción. Mientras más dispuesto esté a dejar ir, mayor capacidad tendré para amar. Este día me ofrece una oportunidad bendecida para que el amor de Dios fluya por medio de mí. ¡Estoy listo y preparado para recibir bendiciones abundantes!
Suelto todo temor, permitiendo que el amor divino se lleve cada preocupación. Visualizo que mis cargas son eliminadas. Hago espacio para experimentar una vida más serena, satisfactoria y gozosa. ¡Dejo ir y confío plenamente en Dios!