No te dejes vencer por el mal, sino
más bien conquista el mal con el bien.
Libro de Urantia. Pág.1739.
Si nos convencemos realmente que “con Dios todo es
posible”, podemos cambiar nuestra vida y dejar de sobrevivir en un ambiente
inhóspito y no deseado. Si nuestra motivación es sincera podemos hacer lo que
realmente queremos, porque “ en tus manos y sujeta a tu libre albedrío, se te ha
dado la mente y es por la mente por la que vives o mueres. Es dentro de la mente
y con la mente que tomas decisiones morales que te permiten alcanzar semejanza
con el Ajustador que es semejanza de
Dios” 1216. “La mente es tu buque, el Ajustador es tu piloto, la voluntad humana
es el capitán. El dueño del barco mortal, debería tener la sabiduría de confiar
en el piloto divino para guiar a su alma ascendente” 1217.
La voluntad
humana es el capitán, ella es quien puede llevarnos a puerto seguro, después de
haber seguido las indicaciones del piloto. Una cosa es desear y otra muy
diferente es QUERER Desear es un poco
soñar con algo, en cambio QUERER involucra un cambio de actitud, un compromiso
con nosotros mismos para conseguir lo que pretendemos, empleando para ello toda
nuestra voluntad y nuestra fe.
Pero lo que ocurre
muchas veces, es que ni siquiera sabemos hacia donde vamos o qué es lo que
realmente queremos y vamos a la deriva, dejando que sean las circunstancias las
que nos lleven hacia cualquier parte, en vez de empuñar nosotros el timón y
guiar nuestra vida hacia donde realmente lo desea nuestro
espíritu.
“Vuestro destino
espiritual está condicionado solamente por vuestros deseos y propósitos
espirituales” 1739, por eso “ no te dejes vencer por el mal, sino más bien
conquista el mal con el bien” 1739. Todo se resume a un cambio de actitud
interna, es ir aprendiendo que hay otra forma de buscar soluciones que pueden
mejorar en forma ostensible nuestra calidad de vida, la imagen de nosotros
mismos y nuestras relaciones con los demás.
Y por último, pero
no por eso menos importante, para que podamos cambiar nuestra vida, es preciso
que aprendamos a querernos y a perdonarnos, porque sólo cuando aprendamos a
amarnos a nosotros mismos, podremos amar y perdonar a los demás, y al
comprenderlos. No olvidemos que “la salud, la cordura y la felicidad son
integraciones de la verdad, la belleza y la bondad, en la medida que se mezclen
en la experiencia humana.” 43
yolanda silva solano yosis282@gmail.com