Vivo en armonía con todas las personas alrededor del mundo.
Cada miembro de nuestra sociedad global es único. El mundo es bendecido con personas diferentes que tienen preferencias y talentos particulares. Aun cuando no estemos de acuerdo con las opiniones de quienes parecen no estar alineados con nuestra manera de pensar, podemos hacer un esfuerzo para escuchar y aprender de los diferentes enfoques.
Al reconocer y celebrar nuestras semejanzas y diferencias, vivimos en unidad. Aquello que compartimos nos une en la red de la vida. Cada uno de nosotros también tiene en sí una naturaleza espiritual que se expresa como nuestra individualidad. Por ser creaciones divinas teniendo experiencias humanas, podemos aprender a vivir en armonía.
¡Qué bueno es, y qué agradable, que los hermanos convivan en armonía!—Salmo 133:1