En la medida que
vamos dominando los problemas de nuestra evolución, el Dios de la experiencia va
ganando supremacía en los universos del tiempo y el espacio.
Libro de Urantia.
Pág. 1284
“El gran universo, no es solamente una
creación material de grandeza física, sublimidad
espiritual y magnitud intelectual, sino que también es un magnífico y sensible
organismo viviente. Existe vida real que late a través del mecanismo de la vasta
creación del cosmos vibrante. La realidad física de los universos es simbólica
de la realidad perceptible del Supremo. Y este organismo material vivo, es
penetrado por los circuitos de la inteligencia, del mismo modo que el cuerpo
humano está atravesado por una red de caminos neuronales de las sensaciones.”
1276
Es tremendamente
motivante el pensar que nuestra evolución personal, no sólo es necesaria e
indispensable para nuestra sobrevivencia eterna, sino que también ella, es
necesaria para la evolución del Supremo, porque “la personalidad de cada ser
humano, representa un valor de significado irremplazable en lo finito, y es así
como mientras luchamos por la superación, el Supremo lucha en nosotros y con
nosotros, por la expresión de la deidad. En la medida que vamos dominando los
problemas de nuestra evolución, el Dios de la experiencia va ganando supremacía
en los universos del tiempo y el espacio” 1284
Si nos hiciéramos
conscientes, de nuestra importancia como cocreadores con Dios en sus planes
divinos, seguramente pondríamos más empeño a nuestra propia evolución, porque
nos daríamos cuenta que ella sobrepasa los límites de la sobrevivencia personal,
pues “toda criatura y todo universo en evolución que aspira a hacer la voluntad
del Padre, está destinado a volverse socio de los Creadores
espacio-temporales,en esta magnífica aventura de logro experiencial de la
perfección. Si no fuese verdad, el Padre no habría dotado a estas criaturas del
libre albedrío creativo y tampoco moraría en sus mentes, entrando verdaderamente
en sociedad con ellas,mediante su propio espíritu.” 614
Ser socios activos
con Dios, no es una frase ni una utopía, sino una realidad que sólo necesita que
renazcamos, que nos hagamos conscientes del amor de nuestro Padre, que nos envió
a su Hijo para que nos mostrara el Camino y a nuestro Espíritu residente para
que nos insinuara como hacerlo, por eso “el gran error es adorar a un Dios
remoto en los cielos, cuando el espíritu del Padre Universal vive dentro de
vuestra propia alma.”64
yolanda silva
solano yosis282@gmail.com