Si tan sólo amamos a los que nos aman, estaremos destinados a
vivir una vida limitada y mezquina.
Libro de Urantia. Pág.1739
Amar
a la humanidad en forma genérica es fácil porque es impersonal, pero aprender a
conocer, a comprender y a amar cada día un poco mejor a los que nos rodean, a
nuestra familia, a nuestros compañeros de trabajo, a los que de una u otra
manera nos ayudan y nos sirven, pero sobre todo, amar a quien nos ataca o no nos
comprende, amar a las minorías sexuales o raciales, requiere de un estado de
conciencia especial, para ver en todos y en cada uno de ellos, no sólo a un
hermano, sino a un hijo de Dios, que merece todo nuestro respeto y toda nuestra
comprensión y empatía, pues ”si tan sólo aprendemos a amar a los que nos aman,
estaremos destinados a vivir una vida limitada y mezquina, y el amor no es jamás
egoísta.”1739
El
amor está hecho de perdón, olvida los olvidos, porque no está sometido a las
leyes del pensamiento, ni de la razón. El amor, es un
ingrediente sutil y permanente en nuestra conciencia, es capaz de mostrarnos la
parte más bella de nuestra existencia humana, porque él es incondicional y
libre. Nace de Dios y retorna a Él, cada vez que nosotros lo otorgamos a uno de
los nuestros en la debida forma. El amor, tiene
un poder adivinatorio para descubrir las necesidades y carencias del ser
humano. Amar y dar son sinónimos, son la
misma cosa y ambos encierran en si mismos, su propia plenitud y por lo tanto, no
esperan recompensa alguna.
“Jesús
sabía escuchar y amaba hacer algo útil, aun en cosas pequeñas y con toda clase
de gente. Cuando alguién le contaban a
Jesús sus problemas, él siempre sabía ofrecer sugerencias prácticas y útiles
para corregir los problemas auténticos, sin dejar por ello, de pronunciar
palabras de consuelo inmediato y de bienestar del momento.”
1461
Debemos imitar a Jesús y
acercarnos a nuestros hermanos con la mano suave, porque la gente es frágil,
debemos entregarles bondad y belleza, además de verdad. En el sermón del monte
Jesús no sólo impartió su palabra divina, también dió de comer a la turba hambrienta. Esto es tener empatía,
no entregar lo que nosotros queremos, sino ponernos en el lugar de la otra
persona y pensar que es lo que ella necesita recibir, respetando sus creencias,
sumando en vez de restar, porque Jesús no vino a destruir sino a construir, el
vino a poner levadura en las viejas tradiciones. “Pero, debemos tener el tino necesario, para entregar la
enseñanza, en el momento preciso y en la forma adecuada, porque “el tacto es el punto de apoyo de la
influencia social y la tolerancia es el distintivo de un alma grande.”
1740
yolanda silva
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