DESCENSO
DE LA VIDA DE CRISTO EN
EL OTOÑO
Pasamos actualmente por el equinoccio de otoño, en el que el Sol físico deja el hemisferio septentrional tras
haber provisto a las necesidades de la vida para el año siguiente; y la corriente espiritual en cuya cima va la
vida que ha de hallar expresión física en el año que viene, está en camino de nuestra tierra. El medio año
que está directamente ante nosotros es la parte santa del año. Desde la Inmaculada Concepción al místico
Nacimiento, en Navidad (mientras aquella ola camina hacia nosotros) y desde esta última fecha hasta la
Pascua de Pentecostés (durante su egreso al exterior) un cántico armonioso, rítmico y vibratorio,
maravillosamente descrito en la leyenda del Místico Nacimiento como un "hosanna" cantado por un coro
angelical, llena la atmósfera planetaria y obra sobre todos nosotros como un impulso a la aspiración
espiritual. Naturalmente que no en la misma medida sobre cada uno, sino de acuerdo con sus características
generales.
Hay algunos que no experimentan en lo más mínima esta corriente espiritual a causa de su depravación,
pero opera igualmente en, sobre y con ellos y con el tiempo todos responderán. Otros hay que están tan
engreídos en sus compras y ventas, su matrimonio, sus amores y sus ambiciones, que no se aperciben de ella
más que al hallarse en su máxima fortaleza, es decir, por Navidad, y aun entonces la experimentan
únicamente en forma de un espíritu de super - sociabilidad y generosidad; gustan de celebrarla y hacer
regalos. Una clase más adelantada siente esta ola de santidad desde el principio de su descendimiento y se
da cuenta del importante efecto de su armonía y ritmo aumentando sus esfuerzos en dirección al desarrollo
de su alma. Así se benefician realizando los mayores esfuerzos durante los meses que separan el otoño del
equinoccio de primavera. Es como si nadaran con la corriente.
Por esta razón dedico la presente carta a llamar su atención hacia este fenómeno anual. Que tengamos o noconsciencia
de él las poderosas vibraciones espirituales de la ola de Cristo que da su vida, permanece en la
atmósfera de la Tierra durante los meses de invierno y podemos usar de ellas para mayor ventaja nuestra si
nos son conocidas y redoblamos nuestros esfuerzos en tal sentido que si no nos hemos apercibido del hecho.
Hagamos, pues, un inventario escrupuloso de los pecados que más fácilmente nos afligen a cada uno en
particular, ya que está comenzando la época más favorable del año para su absolución. Estudiemos
igualmente las virtudes de que carecemos y veamos su necesidad de cultivarlas, pues este es el momento
más propicio para esta labor sistemática y cuidadosamente trabajando en los santos meses del invierno,
podemos avanzar a grandes saltos en nuestros esfuerzos para conseguir nuestras aspiraciones espirituales.
Una vez señalado nuestro trabajo personal miremos a nuestro alrededor, en nuestro circulo de relaciones, si
alguno busca la luz espiritual y si alguien prestaría atención a nuestras enseñanzas. Esto requiere un claro
discernimiento, pues no tenemos el derecho de forzar la introducción de nuestras ideas en oídos mal
dispuestos, como no lo tendríamos, ni podríamos justificarnos el tocar un tambor en sus habitaciones
durante una o dos horas cada día. Si vemos que no escuchan amablemente lo que pretendemos decirles, es
mejor dejarles; pero hay muchos que podrían despertar a la vibración espiritual de Cristo en los meses de
invierno, con los cuales no se podría obtener los mismos resultados en verano. Es por esto que confío en que
todos aprovecharemos los próximos meses en forma altamente beneficiosa desde el punto de vista
espiritual.
Octubre de 1916