El ser humano, no
podría estimar los valores morales y reconocer los significados espirituales, si
no viviera en su mente un evaluador.
Libro de Urantia.
Pág. 2094
La conciencia
espiritual va mucho más lejos de la moralidad, pues tener conciencia espiritual
significa estar consciente de lo que hacemos, no por temor o por seguir las
costumbres, sino porque ella es la consecuencia de la guía de nuestro espíritu.
“Jesús liberó la moral de todas las reglas y ceremonias y la elevó a niveles
altos de pensamiento espiritual y de vida verdaderamente recta.”
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Desgraciadamente la
conciencia es fácilmente manipulada por las costumbres y las opiniones ajenas y
entonces se transforma en una conciencia dormida, que de bien poco nos sirve, ni
para conocernos a nosotros mismos, ni para distinguir lo bueno de lo malo,
transformándose así más bien en una conciencia colectiva, más que en una
conciencia individual como debiera ser.
“La conciencia
moral es una reacción humana y puramente psíquica. No debe despreciarse, pero no
es la voz de Dios en el alma, como en efecto sería la del Ajustador si tal voz
pudiera ser oída. La conciencia moral, con justicia, os amonesta para que hagáis
el bien; pero el Ajustador, además, intenta deciros qué es verdaderamente el
bien”1208 Lo hace siempre y cuando seamos capaces de percibir la sus
insinuaciones.
“La autoconciencia, sólo es posible tenerla, cuando reconocemos como
conciencia, nuestra chispa divina y la guía de nuestro espíritu, porque “el
hombre no podría amar en forma altruista y espiritual, si no viviera en él, un
amante divino. El hombre no podría comprender verdaderamente la unidad del
universo, si no viviera en su mente un intérprete. No podría estimar los valores
morales y reconocer los significados espirituales, si no viviera en su mente un
evaluador.” 2094
yolanda silva solano yosis282@gmail.com