Uno de los puntos más interesantes contenidos en nuestra lección última se refiere al hecho de que nosotros
tenemos poder para prolongar nuestra vida material por una aplicación sincera hacia el propósito de la
existencia: la adquisición de experiencias. Ya lo conozcamos o no, cada acto de nuestras vidas apresura el
final o lo aleja en la medida que el acto está en armonía con la ley o no. Si no nos aplicamos en el trabajo de
la vida o si persistentemente seguimos un camino que es subversivo al crecimiento del alma, nuestra vida de
discordia destruye el arquetipo. Entonces renaceremos en un ambiente distinto con lo que tendremos ocasión
para recuperar las oportunidades perdidas. Por otra parte, cuando vivimos en armonía con el plan de la vida
inscrito en el arquetipo de nuestro cuerpo denso, se produce una constructiva consonancia en sus
vibraciones, la cual alarga la vida del arquetipo, y, consecuentemente, la vida del cuerpo físico también.
Cuando nos damos cuenta de que nuestra vida en la Tierra es el momento de la sementera y de que el valor
de nuestra existencia post mortem está en razón directa con el incremento que hayamos conseguido de
nuestros talentos, se nos hará evidente enseguida de cuan suprema importancia es el que usemos nuestras
facultades en una recta dirección.
Esta ley abarca a toda la humanidad, pero es de vital necesidad para las almas aspirantes, pues cuando
trabajamos para el Bien con todas nuestras fuerzas, cada año de vida añadido aumenta enormemente nuestro
tesoro celestial. Los años sucesivos dan mayor competencia en el cultivo del alma y el fruto de los últimos
años pueden difícilmente superar a los cosechados en la primera parte de nuestra vida.
Una vez que comprendemos que esto es verdad y si estamos ansiosos de alcanzar el máximo grado posible
de superioridad, nos hacemos naturalmente esta pregunta: ¿Cómo conoceré yo el camino verdadero? Pero la
contestación no es difícil, las estrellas se encargan de señalárnoslo. Ellas presentan nuestras facultades y el
momento más propicio para sembrar las simientes del alma: para ayudar y para curar. Por lo tanto, la
Fraternidad Rosacruz tiene mucho empeño en el estudio de los astros. En el horóscopo estos asuntos están
señalados clarísimamente. El conocimiento de lo que ello dice es fuerza, y este conocimiento, la fuerza que
va con él y el resultante desarrollo del alma, están dentro del alcance de cualquiera que quiera estudiar el
sistema simplificado contenido en nuestro curso por correspondencia de astrología. Si hasta ahora no se ha
empezado y por otra parte se desea progresar, yo me permito sugerir al lector pida una solicitud de ingreso y
dé principio inmediatamente para que pueda aprender el modo de emplear su vida hasta el limite de su
eficacia.
A la vez que sugiero al lector dirija sus pasos inmediatamente hacia el desarrollo, opino que es de
oportunidad el llamar la atención del estudiante hacia el hecho de que cuando lleve seis meses (1) en nuestra
lista de estudiantes por correspondencia, se hacen elegibles para la solicitud de ingreso a la Escuela Interna,
y aunque las lecciones esotéricas de curación escritas para los probacionistas, contienen únicamente una
débil delineación de las enseñanzas dadas en la Residencia, son, sin embargo, un medio real de ayuda para el
alma aspirante.
El día 6 de agosto, a las 2 P. M., empezaremos a echar los cimientos del núcleo de nuestro Sanatorio, para
que podamos dar principio enseguida a cuidar del enfermo y dar a nuestros estudiantes experiencias
prácticas. Únase con nosotros en oración para el buen éxito de la obra. Daremos más detalles por nuestra
revista Echoes que publicaremos el día 10 de todos los meses en lo sucesivo.
(1) Ahora este tiempo es de dos años