¿Cómo reconoceremos a Cristo en Su Venida?
Informe taquigráfico de una conferencia realizada en el Centro de
Estudios de Los Ángeles, F. Rx., mayo 18, 1913, por Max Heindel.
Hay un imagen en mi mente que descansa allí por años; aparece y
desaparece, mas cuando me hago tiempo de mis ocupaciones diarias para
mirar hacia mi interior y observar en ese recinto, este cuadro reaparece.
Déjenme pintarlo para vosotros.
Síganme hacia atrás en el tiempo cerca de dos mil años. La escena
está en Palestina, las colinas están descubiertas; hay un pequeño grupo de
hombres, y cada rostro en ese grupo denota tristeza. Están acongojados
por Aquel, de quien pensaron que había venido a hacer grandes cosas,
mas Aquel les sería arrebatado por manos despiadadas. Sentían que sus
vidas serían destruidas como las de Aquel; ¿acaso este sería el final?. Éste
era un acontecimiento que estaba muy cerca de sus corazones. Él los
había llamado amigos. Él había dicho, "vosotros sois mis amigos," y ellos
sienten congoja por Él como la sienten por un amigo. Él también les había
dicho, "me iré y volveré de nuevo." y discutían ansiosamente cuándo
ocurriría ese advenimiento.
Ése era solo el principio, pero desde aquella vez éste ha sido un
tema del interés entre los que se llaman por Su Gracia, amigos del Cristo.
Ha sido un tema del profundo interés y de vital importancia para ellos:
¿cuándo regresará y cómo reconocerle a su venida?
Él les había dicho a sus seguidores en Palestina que muchos
vendrían a engañarlos; que si eran llamados a ir al desierto, o a este lugar
o a aquel lugar para buscarlo, no deberían ir. Él les había dicho que los
ángeles en el cielo no sabían el día en que Él volvería; ni siquiera el Hijo lo
sabía, solamente el Padre. Según lo dicho, discutían ansiosamente la
época aproximada del advenimiento y particularmente cómo podrían
reconocerlo positivamente en Su aspecto.
Los impostores – y han habido muchos desde entonces -- han
declarado ser el Cristo; algunos se engañan a sí mismos y otros creen ser
el gran y exaltado Maestro. Hay otros que intentan deliberada y
malévolamente usurpar su lugar. Por lo tanto la pregunta, ¿cómo
reconocerle?, es de un permanente interés .
Hace un año apareció en una revista inglesa un artículo titulado "Los
Heraldos Ocultos." En éste se presentó una sinopsis de las Enseñanzas de
los Misterios de Occidente, según aparece en el Concepto Rosacruz del
Cosmos y del Ocultismo de Oriente representado por una sociedad que
promulga esa doctrina. Se hicieron comparaciones entre los líderes de
ambas sociedades y sus obras. Se encontraron semejanzas pero también
el escritor con una observación aguda, notó qué los estudiantes que en
forma superficial estudian las enseñanzas de la escuela de sabidurías de
occidente no habían podido percibir la diferencia, vital e irreconciliable,
entre las dos enseñanzas con respecto a Cristo y su retorno. Fue
demostrado que según la enseñanza de la Escuela Oriental, Cristo y Buda
eran hombres con vidas ordinarias, mientras que en la Escuela de los
Misterios de Occidente, se afirma enfáticamente que el Cristo es un
Jerarca Divino que no pertenece a nuestra evolución, quién “vino por
nosotros, los hombres" y quien alguna vez ocupó un cuerpo denso. Él
nunca aparecerá en un vehículo físico otra vez.
Los siete días de la creación
Dado que esta es una de las diferencias cardinales entre la Sabiduría
de Occidente y la Enseñanza de Oriente con respecto a uno de los
problemas más importantes de estos tiempos, resulta de vital importancia
que todos los estudiantes de la Escuela de Sabiduría de Occidente puedan
entender a fondo este tema.
Para sistematizar nuestro discurso, lo dividiremos en cuatro partes,
cada una dedicada a considerar una pregunta que tenga relación con el
tema:
· ¿Quién es Cristo?
· ¿Por qué vino por primera vez?
· ¿Por qué debe venir otra vez?
· ¿Cómo reconocerle a su regreso?
Esto hará más fácil para que capten la idea aquellos que no tengan
los estudios de la Escuela de Sabiduría Occidental.