La Religión,
a través de los siglos ha sido un conjunto de creencias religiosas, de
normas de comportamiento y de ceremonias de oración, ritos y normas, que son
propias de un determinado grupo humano y con las que el hombre reconoce una
relación con la divinidad.
Para los
urantianos, la religión que Jesús vino a enseñarnos es muchísimo mas que una
creencia, porque “la religión no es nunca una experiencia pasiva, ni una actitud
negativa.”1131 ella “es válida, sólo
cuando revela la paternidad de Dios e intensifica la hermandad de los
hombres.”1572
“ La verdadera religión es discernimiento interior
de la realidad, el vástago de fe de la conciencia moral, y no un simple
consentimiento intelectual en un cuerpo de doctrinas dogmáticas. La verdadera
religión consiste en la experiencia de «que el Espíritu mismo da testimonio con
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios». La religión consiste, no en
proposiciones teológicas sino en discernimiento espiritual interior y sublimidad
de la confianza del alma.”1107
La espiritualidad
es la amalgama perfecta, de una fe y una religión viva, que le permite al ser
humano encontrar por sí mismo a Dios en su propio corazón, entoces “ la
espiritualidad se vuelve de inmediato el indicador de la propia cercanía a Dios
y la medida de nuestra propia utilidad para con los semejantes. La
espiritualidad eleva la habilidad de descubrir la belleza en las cosas, de
reconocer la verdad en los significados y la bondad en los
valores.”1096
Es un proceso
progresivo que no tiene fin, porque “la perfección es nuestra meta eterna, no
nuestro origen.”846 por lo tanto, no podemos dormirnos en los laureles de ser
espirituales en algunos momentos o de encontrar la verdad en lugares
determinados, porque “los que han nacido del espíritu de Dios, discernirán la
verdad sea donde fuere que ésta parezca originarse. La verdad divina no debe
ser desechada porque el canal de su transmisión sea aparentemente
humano.”1733
Si en verdad
queremos ser espirituales, debemos recordar las palabras del Maestro:
“reflexiona bien sobre mis palabras en vuestro corazón, hasta que cada uno
encuentre el verdadero significado.”1876