El hombre es dueño de su propio destino.
Libro de Urantia. Pág.1134
Una moneda tiene dos caras, la vida es lo mismo, el
éxito y el fracaso, la salud y la enfermedad, la alegría y la tristeza no son
más que manifestaciones de una misma recta
El yin y el yang forman un equilibrio dinámico: cuando uno aumenta, el
otro disminuye.
El desequilibrio no es sino algo circunstancial, ya
que cuando uno crece en exceso fuerza al otro a concentrarse, lo que a la larga
provoca una nueva transformación. Por ejemplo, el exceso de vapor en las nubes
(yin) provoca la lluvia (yang). La noche se transforma en día, lo cálido en
frío, la vida en muerte. Sin embargo, esta transformación es relativa también.
Siempre hay un resto de cada uno de ellos en el otro, lo que conlleva que
el absoluto se transforme en su contrario.
“El bien y el mal no son sino palabras que simbolizan niveles relativos de
la comprensión humana del universo observable.”1457 Es la criatura, quién debe elegir volitivamente entre el uno y el
otro, porque “ el hombre en su dominio espiritual, verdaderamente
tiene una voluntad libre.”1134
La verdadera espiritualidad no está en aferrarnos a
nada ni a nadie, sino a descubrir los significados que se desprenden de todo lo
que nos pasa, para poder apreciar lo que tenemos y aprender a manejar lo
negativo que nos ocurre. Tanto el éxito
como el fracaso son efímeros, ninguno de los dos tiene existencia propia, ambos
depende de las circunstancias y también en forma importante de cómo reacciona
nuestra mente y nuestro corazón.
Yolanda silva solano yosis282@gmail.com