El hombre no debe quejarse de sus
experiencias porque son parte de la vida, tal como se vive en este mundo.
Libro de Urantia. Pág. 1661
“Un hombre que había sufrido muchos años de
depresión y enfermedades graves de su mente atribulada, se regocijó al escuchar
las palabras de Jesús y levantándose de su lecho salió caminando. Este pobre hombre esperó todos esos años que
viniera alguien a ayudarlo, su sensación de inutilidad era tal que no se le
había ocurrido ni una vez, ayudarse a sí mismo, lo cual debería haber hecho
desde el comienzo para poder curarse”. 1650
Cuantas veces, nosotros actuamos igual que
este hombre enfermo, nos sumimos en nuestras quejas por lo que nos está pasando
y culpamos a la sociedad que está en decadencia, al gobierno porque sus leyes
son ineficaces, a nuestros padres porque con su educación nos traumaron, a los
hijos porque no nos atienden como debieran, a los vecinos porque son poco colaboradores y así suma y sigue
hasta que por último culpamos a Dios de estar castigándonos injustamente y no
titubeamos en decirle: Señor ¿ por qué a mí ?.
Ponemos así la causa de nuestros problemas
fuera y por eso, lo único que se nos ocurre es quejarnos, en espera que algo
extraordinario pase o que alguien nos escuche y nos de la solución, pero como
la mayoría de los seres humanos está en las mismas condiciones, nuestras quejas
no son escuchadas y con ello nuestro corazón se va endureciendo y nos vamos
cerrando a la única solución posible que es la autoayuda, el buscar no afuera,
sino dentro de nosotros la causa del problema y la solución del mismo.
“El hombre no debe culpar a Dios por sus
aflicciones ya que son el resultado natural de la vida que elige
vivir”1661 Porque casi todo lo que nos
pasa, no es más que el Efecto que con nuestra mente y acciones hemos creado.
Yolanda
silva solano