Una vez que entiendas a tu prójimo, te volverás tolerante y esta
tolerancia crecerá en amistad y madurará en amor.
Libro de Urantia. Pág.1098
Si nos consideramos hijos de Dios, debemos a amar a nuestro prójimo, pero para
que esto no sea una frase manía, primero tenemos que aprender a comprenderlos y
para hacerlo es preciso no tener prisa y
darnos el tiempo, para escuchar a una
persona, sobre todo si ella está en problemas, porque el escuchar con el
corazón abierto nos permite comprender y al hacerlo, no necesitaremos
escudriñar con preguntas indiscretas, ni ir más allá de lo que nuestro hermano
desea contarnos por temor a nuestra
crítica.
"Jesús realmente comprendía a los hombres; por
lo tanto podía manifestar compasión genuina y mostrar comprensión sincera. Pero
pocas veces cedía a la piedad. Mientras su compasión era ilimitada, su
comprensión era práctica, personal y constructiva. Su familiaridad con el
sufrimiento no dio nunca origen a la indiferencia, y él podía ayudar a las
almas atormentadas, sin acrecentar en ellas la compasión de sí
mismas.1875"
Esta conducta requiere de nosotros una mentalidad
sensible, capaz de consolar más que con nuestras palabras, con nuestros gestos
de ternura, a veces un cariño, un abrazo dicen más que cien palabras dichas de
los labios hacia afuera.
“Tener sensibilidad
es un atributo valioso, tanto para el hombre como para la
mujer.”1575 Esforcémonos porque nuestras
acciones sean conscientes, para que podamos amar a nuestros hermanos como lo
hacía Jesús.
Yolanda silva solano yosis282@gmail.com