Nada
de lo que hace un hijo de Dios es sin importancia.
Libro
de Urantia. Pág. 2049
El perseguimiento del ideal, la lucha por
ser semejante a Dios, es un esfuerzo continuo antes y después de la
muerte. La vida después de la muerte no
es esencialmente distinta de la existencia mortal. Todo lo bueno que hagamos en esta vida
contribuye directamente al enaltecimiento de la vida futura.
“La religión real no fomenta la
indolencia moral ni la pereza espiritual al alentar la vana esperanza de
recibir todas las virtudes de un carácter noble como resultado de cruzar las
puertas de la muerte natural. La
verdadera religión no menosprecia el esfuerzo humano por progresar durante el
contrato mortal de la vida. Todo logro
mortal es una contribución directa al enriquecimiento de las primeras etapas de
la experiencia de supervivencia inmortal “1134
Nuestra supervivencia continúa en
los mundos de estancia, pero su inicio comienza en este planeta y de lo que
hagamos hoy dependerá lo que seamos mañana, todo lo que hacemos es un medio
para conseguir el fin evolutivo de nuestra alma inmortal, porque no somos
seres humanos que vivimos una experiencia espiritual, sino más bien somos seres
espirituales que vivimos una experiencia humana.
Yolanda silva solano