El Salmo 23 afirma consuelo a lo largo del valle más sombrío. A veces, puede que parezca que sólo al encontrarme en un valle sombrío puedo apreciar la sustancia espiritual que me rodea. La fe me recuerda que el consuelo es una cualidad del Espíritu que no depende de las condiciones ni circunstancias en mi vida.
Esta conciencia también me ayuda a ser una fuente de aliento y serenidad para los demás. Puedo serlo cuando reemplazo el drama y el juicio con paz y amor. En cada oportunidad, aun a través de aparentes valles sombríos, encuentro tiempo para aquietarme y saber. Nada puede perturbar la calma que siento y la serenidad que comparto con otros.
Sé que tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida, y que en tu casa, oh Señor, viviré por largos días.—Salmo 23:6
Tengo mucho por aprender de la vida y de las palabras de Jesús, el Maestro supremo. Sus palabras para quienes lo perseguían: “Perdónalos, porque no saben lo que hacen” hablan del poder increíble del perdón. Jesús sabía que quienes lo perseguían no vivían ni actuaban partiendo de su naturaleza verdadera.
Como un ser espiritual, como creación de Dios, tengo la capacidad de perdonar. El perdón incluye dejar ir percepciones que no promueven el bien. Al perdonar, dejo ir perspectivas limitantes y tengo una visión más elevada de la situación. Mi mente y corazón comienzan a ver más claramente. Contribuyo a resultados positivos en cualquier situación difícil. Yo soy liberado a medida que perdono.
Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.—Lucas 23:34