El hombre alcanza la unión divina,
mediante una comunión consciente y reciproca con el Dios personal, haciendo su
voluntad.
Libro de Urantia. Pág. 31
Si nuestra voluntad estuviese entregada a la
voluntad de Dios, podríamos tener un papel tan preponderante como el que tuvo
el muchacho del relato, nuestros dones también se podrían multiplicar si los
supiésemos compartir con generosidad,
Hoy en
día, también hay una tremenda multitud que tiene hambre espiritual y también
hambre física y al hacernos consciente de ella, muchas veces, hasta con
indignación nos preguntamos ¿dónde está Dios ante tanta miseria? Y olvidamos
que somos nosotros los que tenemos que ser los instrumentos propicios, para que
Él se manifieste con sus dones.
Cada
queja, cada protesta al sistema, si no va acompañada de una solución
particular, sólo agrava el mal, porque una conducta individual inconsecuente,
aumenta lo negativo mucho más de lo que podemos imaginar, pues nuestros
pensamientos contaminan el éter del planeta e impiden con su pesimismo, que se
haga realidad la certeza de que “la victoria coronará nuestros esfuerzos unidos
por esclarecer al mundo y liberar a la humanidad.”1904
Lo que
el mundo y Dios necesita de nosotros, no son quejas de todo lo mal que está el
mundo, sino obras concretas para mejorarlo, no por decretos inútiles, sino por
verdades vivas que hagan renacer al ser humano y le devuelvan la esperanza que
“la evolución humana sigue progresando y que la revelación de Dios al mundo, en
Jesús y por Jesús, no fracasará.” 2097
Nosotros
podemos contribuir en forma práctica para que el hambre de la humanidad sea
saciada. Nuestra mente creadora puede involucrarse para actuar en nuestro micro
cosmos particular, con una mayor generosidad con quienes tienen menos que
nosotros, tanto en lo espiritual como en lo materia.
Yolanda silva solano