El cielo está predestinado,
pero la participación del hombre en él, es facultativo, personal y
experiencial.
Libro de Urantia. Pág.1232
“El gran Dios se ha
embarcado en la aventura eterna con el hombre. Si cedéis a las fuerzas
espirituales que moran dentro y en torno a vosotros no podréis dejar de
alcanzar el alto destino establecido por un Dios amoroso como meta universal
para sus criaturas ascendentes El hombre mortal experimenta por primera vez
el ministerio del Espíritu en conjunción con la mente cuando la mente puramente
animal de las criaturas evolucionarias desarrolla la capacidad de recepción de
los ayudantes de adoración y de sabiduría.”64
“En todo mortal existe una naturaleza
dual: la herencia de tendencias animales y el impulso elevado de la dotación
espiritual. Durante la corta vida que vosotros vivís en Urantia, estos dos
impulsos diversos y opuestos, difícilmente pueden reconciliarse plenamente,
pero a lo largo de vuestra vida, el Espíritu no cesa jamás de ayudaros a
someter cada vez más la carne a la guía del Espíritu.”381
Pero no es suficiente, él necesita de
nuestra total y voluntaria participación en nuestro proceso de evolución, pues “ el propósito de la religión no es satisfacer la curiosidad
sobre Dios, sino más bien permitir la constancia intelectual y la seguridad
filosófica, para estabilizar y enriquecer la vida humana combinando lo mortal
con lo divino, lo parcial con lo perfecto, el hombre y Dios.”
1116
Yolanda silva
solano