La esperanza
de la hermandad humana, sólo puede realizarse en la medida que la religión del
espíritu guíe la experiencia personal.
Libro de
Urantia. Pág.173
“Jesús podía ayudar tanto
a la gente, porque los amaba sinceramente. Todo hombre, toda mujer y niño podía ser su amigo porque él no estaba
nunca de prisa. Tenía tiempo para consolar a sus semejantes «al pasar», y siempre
hacía que ellos se sintieran cómodos. Era un gran oyente, no interrumpía y no era impertinente escudriñando las
almas. Al consolar a la mente hambrienta
y a las almas dolidas, ellas no sentían que se estaban confesando, sino que se
sentían comprendidas y amadas.”1874
No tener
prisa y darse el tiempo, es lo esencial cuando realmente queremos escuchar a
una persona, sobre todo si ella está en problemas, porque el escuchar con el
corazón abierto, nos permite comprender y al hacerlo, no necesitaremos ir más allá de lo que nuestro hermano desea
contarnos.
"Corresponde
a los seguidores del Maestro, aprender a hacer el bien "al pasar"
mientras se cumplen los deberes diarios"1975 Nunca olvidemos que nuestra
espiritualidad no está encerrada entre cuatro paredes en un día y hora
determinada, sino que ella debe nacer, crecer y multiplicarse en nuestra vida
cotidiana y en el trato con nuestros semejantes.