El Padre perdona vuestros pecados,
por tan to debéis aprender a perdonaros unos a otros.
Libro de Urantia. Pág.1762
El
perdón es algo tan esencial en el progreso de nuestra vida espiritual, que
cuando Pedro le preguntó a Jesús cuantas veces debía perdonar. Jesús le
respondió “setenta veces siete y más, ¿cómo puedes implorar a Dios
que tenga consideración con tus imperfecciones, si castigas a tus hermanos por
las mismas debilidades humanas.?”1762
Esta
capacidad de perdonar la demostró el Maestro en múltiples ocasiones, cuando
desafiando las costumbres de la época se atrevió a hablar con la mujer
samaritana y darle a conocer la Verdad, cuando los fariseos pretendía apedrear
a la mujer adúltera. Cuando Pedro negó tres veces que fuese su discípulo y no
solo lo perdonó sino que lo nombró jefe de su nesciente iglesia. Y en sus
últimos minutos en la cruz perdonó al ladrón y lo confortó diciéndole que
pronto estaría en el Paraíso y a todos los que se mofaban de él, le pidió a su
Padre que los perdonara, porque no sabían lo que hacían.
Si
queremos estar en el Camino y deseamos imitar a Jesús para llegar algún día a
ser perfectos como nuestro Padre ¿podemos darnos el lujo de guardar rencores? El perdonar pero no olvidar la ofensa es una
falacia, porque perdonar es olvidar la ofensa como si nunca hubiese existido.