Padre mío, dueño del tiempo y de la eternidad. Tuyo es el hoy, el mañana
y el pasado, yo criatura finita, sólo tengo el presente, para aprovechar las
experiencias del pasado, para forjar mi futuro.
Agradezco por lo mucho que de Ti a diario recibo: gracias por el sol que
cada día ilumina mi vida, gracias por el aire que respiro, por las flores
que son las sonrisas de la madre naturaleza, gracias por las nubes rojizas del
atardecer y también gracias por aquellos oscuros nubarrones que presagian
tormenta, porque de ellos saco fuerzas y me enseñan a protegerme, de lo
aparentemente negativo.
Gracias por la felicidad que encuentro en las pequeñas cosas simples,
gracias por lo que pude realizar y también por lo que no pudo ser y
me mostró mis limitaciones, porque ellas me enseñaron a poner en Ti
mi confianza y mi fe en tu santa voluntad.
Quiero agradecerte por los seres amados que me rodean y me envuelven en
el manto de su cariño y también por aquellos que me han hecho sufrir, porque su
desamor me ha ayudado a desenmascarar a mi ego herido.
Pero junto con agradecer tus dones, quiero pedirte perdón por el tiempo
perdido en recriminaciones inútiles, por mis pecados de omisión, por lo
que he dejado de hacer por miedo al rechazo o al fracaso.
Perdona si no he entregado a mis hermanos todo el amor que de mí
esperaban, si por negligencia mía alguien se sintió defraudado o desilusionado.
Perdón por todos los momentos que no te tuve presente en mi alma y en mi
corazón, perdona esos tiempos vacíos de tu presencia, que hicieron que mis
obras no tuviesen significado alguno para mi sobrevivencia eterna.
Señor, Tú sabes todas las cosas... conoces mis intenciones
sinceras... sabes que a pesar de todas mis culpas y defectos ¡ te amo y
quiero hacer tu voluntad!
Quiero vivir cada minuto intensamente, con alegría, optimismo,
ternura, paz y bondad para que los que me rodean, te encuentren en mí y en mis
actos.
Pero como soy una frágil criatura humana, necesito la fuerza de tu
Espíritu para cumplir mis promesas. Cierra mis oídos a la corrupción de
cualquier especie, a la mentira y a las palabras ofensivas o hirientes.
Enséñame a escuchar los gritos silenciosos de aquellos que sufren porque
no han aprendido a encontrar en Ti consuelo.
Abre mis ojos a todo lo bello, verdadero y bueno que tiene la
vida. Que yo te sepa encontrar en la mirada de cada uno de mis hermanos y
en las avecillas del campo, en la inmensidad del océano y en el pequeño
arroyuelo.
Dame mucha felicidad para que pueda repartirla a raudales entre todos
los que a mí se acerquen, para que sientan que Tú estás en mí y que
yo estoy en Ti.
Confío en que con tu ayuda ¡así será
mi Señor.!
yosis